Hablar de Frida Kahlo es hablar del 2021. Este fue el año en que ella lo rompió todo. En noviembre, se convirtió en la artista latinoamericana más preciada de la historia. Una obra suya, Diego y yo (1949), fue subastada en Londres en 34.9 millones de dólares, lo que sentó un récord al cuadriplicar su propia marca de ocho millones de dólares por el cuadro Dos desnudos en el bosque (La tierra misma), vendido en 2016.
La obra fue adquirida por el empresario argentino Eduardo Constantini, quien hace 20 años fundó el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, MALBA. «Más que el récord, es la emoción de poder haber adquirido una obra tan importante», dijo a la agencia EFE el coleccionista que en 1995 pagó 3.2 millones de dólares por otra obra de Frida: Autorretrato con chango y loro, que forma parte del acervo del MALBA donde planea exhibir su nueva adquisicón en 2022.
Costantini, quien dijo que hacía tiempo buscaba «una obra dramática» de la pintora mexicana, destacó que su compra provocó un doble fenómeno, porque «el arte latinoamericano se ha valorizado y a Frida le tocó la valorización del arte latinoamericano». Aunque, acalaró, para él:
En México, este año Editorial Taschen publicó Frida Kahlo. Obra pictórica completa, de Andrea Kettenmann, Marina Vázquez y Luis Martín Lozano, el primer libro que reúne todas las pinturas de la artista mexicana y narra su vida a partir de fuentes primarias, como las cartas que escribió.
Hablar de Frida Kahlo, también es hablar de marketing. Existe su propia marca, que en realidad sólo posee los derechos de su nombre, no de su obra, porque ésta pertenece al Banco de México, y ha estado en disputa con la familia de la coleccionista Dolores Olmedo.
Hilda Trujillo, ex directora del Museo Frida Kahlo-Casa Azul, enumera dos factores que desataron la fascinación mundial por la pintora: Hollywood y Madonna.
La experta se refiere, por supuesto, al estreno en 2002 de Frida, la película que protagonizó Salma Hayek. Aquel filme, asegura, colocó a la autora de El venado herido (1946) ante los ojos estadounidenses y europeos. Una década después, Madonna revela que es coleccionista de Frida y una profunda admiradora de su historia. Quizá no haya viga más sólida que la Reina del Pop para construir la fama.
“Si uno piensa que en los años 80 hubo una exposición de Frida Kahlo en París y no la quiso ningún museo importante, resulta complicado creer que hoy alcance estas dimensiones popularidad. Pero la realidad es que esos dos eventos marcaron un antes y un después”, señala Trujillo.