Por Jesús Michel Narváez
En plena Navidad -la natividad-, Alejandro Solalinde, quien aún es sacerdote y “orientador”; “defensor” de los migrantes y fracasado impulsor de una mujer para llegar a la Comisión Nacional de los Derechos inhumanos, ofende a su jefe directo: Dios y al subjefe, el Papa Francisco – a quien se debe dirigir anteponiendo Su Santidad- y mal al afirmar que el “presidente tiene rasgos de santidad”.
Sustenta su dicho con la siguiente explicación: Sigue enseñanzas de Jesús, sobre el apoyo a los más pobres. Y como vocero oficioso, señala: sueño que una mujer como Sheinbaum gobierne México, es muy apreciada por el Ejecutivo. (Solamente que haya sido un sueño erótico).
Ahora sí: ¡El diablo metió la cola!
Porque los clérigos tienen prohibido participar en política y lo que hace Solalinde es “hacerse fuera de la bacinica”.
En primer lugar, su amigo el Presidente, no tiene nada de santidad. Es un promotor de la división y eso, que se recuerde, no fue el papel de Jesús… ¿O ya cambió la narrativa que se sostiene desde hace 2021 años?
De verdad, no tiene justificación que un sacerdote ande promoviendo a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y “descubra el hilo negro y el agua tibia” al afirmar que goza del aprecio presidencial.
El señor Solalinde puede soñar lo que le venga en gana, sin sus dos jefes, Dios y Francisco, le dejan en la mente espacio para hacerlo. Es un sueño personal que, para millones de personas, es una pesadilla.
No se recuerda que en algún momento Solalinde haya sido afecto a apoyar a quienes se contagiaron de Covid-19; tampoco que haya levantado la voz en defensa de los migrantes que fueron agredidos y detenidos por la Guardia Nacional y agentes del Instituto Nacional de Migración; menos que haya acudido en auxilio de damnificados y muertos por la orden presidencial de cerrar las compuertas de la prensa Peñitas para inundar las zonas chontales, y “evitar” que Villahermosa se viera afectada. Por supuesto no ha pronunciado ningún sermón por el elevado número de víctimas a causa de la no estrategia de “abrazos y no balazos”. No habla de los desplazados que huyeron de sus municipios por la presencia de los criminales. Ignora deliberadamente que millones de mexicanos ingresaron al decil que abraza a la pobreza.
Son algunas rayas del tigre que el señor Solalinde no recuerda.
O no se quiera acordar.
Si bien es cierto que cada humano tiene derecho a soñar (eróticamente), hay que suponer que se tiene excelente memoria. Aún dormido, para recordar qué se miró, se aplaudió, se recriminó mientras Morfeo los abraza. (SI es erótico, quizá se recuerde a plenitud).
Salir con la “revelación del sueño” no deja de ser un mal chistorete… como los pronunciados en el púlpito que ocupa el huésped temporal de Palacio Nacional.
Nadie se ríe.
Sin duda, Satán metió la cola en temas que no le corresponden y, sin embargo, “iluminó” a Solalinde para que hablara de los “rasgos de santidad” del presidente de México y de su sueño (¿erótico?)
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