Conciencia Política

*Reflexión Presidencial: hoy Votan con Inteligencia

*Las Elecciones Intermedias Mostraron la Rebelión

*La Sociedad Mexicana Está Altamente Politizada

Por Ezequiel Gaytán

El tema de la conciencia es, sin duda alguna, uno de los temas más relevantes en la vida democrática y en materia existencial, pues se refleja al menos en dos planos. El primero se refiere al psicológico como la percepción que tenemos de nosotros mismos, así como de una situación que nos obliga a comportarnos y digerir introspectivamente las repercusiones y consecuencias de nuestras acciones y decisiones. El segundo plano es el político-filosófico que alude a la responsabilidad social y ética al decidir y asumir las consecuencias positivas y negativas en los campos sociales, políticos y económicos de un Estado. Los dos conceptos están relacionados y es prácticamente imposible definir los límites entre sendos objetos de estudio.

Por su parte, la conciencia política se focaliza, por un lado, en el comportamiento de las personas servidoras públicas y, por el otro, en las conductas sociales. En el primer caso me refiero a la clase política. En el segundo a la capacidad crítica, activa y organizada de la sociedad politizada o también llamada ciudadanización.

Una sociedad politizada no se deja engañar y sabe acerca de su poder, pues le queda claro que es ella la que pone y quita a los partidos políticos en el poder.  Ella es la que sostiene al gobierno y su burocracia, pues parte de nuestros impuestos se destinan al pago salarial de las personas servidoras públicas.

De lo anterior se concluye que no sólo los políticos deben tener conciencia política acerca de las decisiones que toman y las repercusiones de dichas decisiones. También la sociedad tiene conciencia política y, aunque es menos visible que la primera, es igual de importante o más, pues en una democracia su función es criticar, cuestionar, plantear demandas y necesidades sociales y, en su caso, exigir la atención del andamiaje institucional y exigirle resultados y rendición de cuentas. Lo cual puede hacerlo mediante el legítimo derecho de ejercer su voto o manifestarse o recurrir a la resistencia civil.

Hace tres años poco más de treinta millones de mexicanos, con el poder de su voto, decidieron que el señor López Obrador nos debía gobernar. Su voto fue decisivo y hoy nos gobierna un personaje que, por algún motivo, sostiene que con su gobierno inició una transformación de conciencias. Lo cual no me queda claro, pues ese discurso mantiene que antes de las elecciones de 2018 esos treinta millones de votantes lo hicieron como autómatas o en calidad de zombis, pero que ahora, con su gobierno, sus simpatizantes votan de manera inteligente, lúcida y resplandeciente.

La contradicción del discurso presidencial me sorprende porque la cantidad de votantes de Morena disminuyó en números absolutos y relativos en la elección intermedia. En efecto, en las elecciones intermedias disminuye el aforo a las urnas. Pero la lectura que procesa de lo cuantitativo a lo cualitativo, indica que la cifra de votantes y simpatizantes del proyecto gubernamental va a la baja.

Habrá que esperar a las elecciones de 2024. Ahí se refrendará mi tesis de que somos más los ciudadanos politizados, críticos y decididos a apoyar un país plural, tolerante, incluyente y dispuesto a la búsqueda del consenso como forma de gobierno y decididos a impulsar el desarrollo nacional y que nuestro voto consciente no se debe al actual gobierno. Sostengo que somos una sociedad politizada y, aún más, asumo que en más de un sentido superamos a los actuales gobernantes que dicen tener conciencia política.

La conciencia política es producto de un proceso profundo que empieza en el individuo y se va colectivizando en el alma del pueblo. Fructifica con la educación y la comprensión de las necesidades humanas tales como bienes materiales y espirituales. Es un asunto de responsabilidad cívica acerca de los sentimientos y preocupaciones por la calidad de vida de la población. Requiere información, visión de Estado y compromiso con las mejores causas de la historia de una nación.

Una sociedad politizada se singulariza porque entiende qué es y para qué sirve el poder. También le queda clara la importancia de defender a las instituciones y las relaciones sociales que constituyen día a día el plebiscito del pacto social y la unidad nacional. Sobre todo, porque sabe que las decisiones deben ser en favor de las mayorías y no de grupos o facciones con actitudes maniqueístas, de confrontación y carentes de tolerancia.

El tema es complejo. La conciencia política es una condición indispensable a fin de que exista la democracia. Corresponde a todos tenerla y fomentarla. También ejercerla y defenderla. Sobre todo, porque no se debe delegar el asunto a nuestros gobernantes y olvidarnos de los grandes problemas nacionales. Que quede claro, votar es la llave de la democracia, pero no es la democracia. Ésta es en deber y una obligación de todos y se fortalece mediante la conciencia de la necesidad.

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