Si aún no han llenado su formato de riesgo deben solicitar la papeleta, indica el personal del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en el acceso a la zona de revisión para quienes viajan dentro del país. Después de solicitar en varios módulos un ejemplar y llenar el cuestionario de salud sobre Covid-19, uno pasa tres filtros hasta ingresar al vuelo con destino nacional pero nadie, ni personal del aeropuerto, ni de las secretarías de Comunicaciones y Transportes ni de Salud pide el formulario que busca identificar a Ómicron.
Casi una semana después, de regreso a la Ciudad de México, aún traigo conmigo el formulario en el que dejé, a voluntad de decir verdad, que sigo sin tener síntomas asociados a la pandemia como tos o fiebre superior a 38 grados, y tampoco tuve contacto con alguna persona que tuviera la nueva variante que se multiplica por el mundo.
El Cuestionario de Identificación de Factores de Riesgo en Viajeros se entrega de forma universal a los viajeros. Esta vez el personal insistió en la necesidad de llenar la papeleta como requisito básico para ingresar a la zona de abordaje, para todos quienes viajan al interior del país.
Así fue el domingo pasado, para quienes tomaron un vuelo el 12 de diciembre, entre otros el de Aeroméxico 924 rumbo a Monterrey, Nuevo León, pero nadie supervisó o tomó nota de los síntomas.
En el primer filtro el personal solo pidió tener a la mano el formulario, al igual que el boleto de viaje y una identificación.
Unos pasos más adelante, en las bandas de rayos X y supervisión de seguridad, la inspección fue solo la rutinaria: no traer líquidos mayores a 10 mililitros, ni monedas a la mano. Colocar los celulares y equipo de cómputo en la charola, al igual que el resto de pertenencias.
En cada una de las puertas de abordaje el personal y viajes van y vienen. Una voz en el micrófono ambiente recuerda cada determinado tiempo que en caso de no portar de forma adecuada el cubrebocas hay que hacerlo «para cuidarnos entre todos».
El personal de tierra de Aeroméxico anuncia el abordaje del vuelo 924 y para ello solicitan que quienes lleven maletas con tamaño superior al permitido se acerquen para poder documentarlos. Luego solicitan a quienes viajan en primera clase tengan su pasaporte e identificación a mano, pero no el cuestionario de riesgo para Ómicron.
Así ingresan cada uno de los tres bloques de pasajeros. Una semana después, en el vuelo de regreso, el 927, ninguna autoridad pide el cuestionario que encontré doblado en mi equipaje.