Problemas Económicos en el Mundo Covid

Las Revueltas de Silvestre

Por Silvestre Villegas Revueltas

Hoy jueves 25 de noviembre, Día de Gracias en los Estados Unidos y que los copiones mexicanos lo celebran, porque no saben el significado HISTÓRICO/religioso para la sociedad estadounidense que en los siglos XVII, durante la guerra de secesión (1863), y para el tiempo de la presidencia de Franklin D. Roosevelt que lo conceptualizó y genuinamente lo proyectó (1941) como una festividad aglutinante “esencialmente americana” en tiempos de guerra y de enfrentamiento ideológico frente al marxismo soviético, el fascismo italiano, el nacional-socialismo alemán y el nacionalismo reivindicativo en algunos países hispanoamericanos como México, el día de hoy los diarios estadounidenses y alguno que otro mexicano dan cuenta que la fiesta les saldrá cara a los gringos, porque la gasolina ha subido un 50% durante el pasado medio año y porque la inflación nacional se está ubicando entre el 6 y 7%. Igual que en México y muy parecido a la inflación que está materializándose en los países europeos y estados como Japón, China, etcétera.

¿Por qué están subiendo los precios de bienes y servicios? Si se ha transitado de una profunda crisis mundial que en promedio redujo el PIB en 8%, a una recuperación, incipiente en algunos lados y potente en otros países, pero que a pesar de todo no logra llegar a los niveles de consumo/crecimiento económico de 2019, anterior a la hecatombe Covid que empezó a cocinarse a inicios del 2020 y sumió al mundo en una especie de parálisis entre los meses de marzo y octubre del año pasado.

Quienes quieren ver más allá de su zapato, no son odiadores del régimen de la 4T y comparan, como lo debe hacer cualquier analista serio de temas políticos, económicos, de salubridad, educación, etcétera, que la crisis económica sufrida en México y el resto del mundo, es resultado de la disrupción que en las actividades productivas generó la pandemia caracterizada por una muy alta mortalidad, determinadas políticas de salubridad estatales y miedos personales a enfermarse gravemente, verse conectado a un respirador artificial y eventualmente fallecer víctima del Covid. Inglaterra se quedó sin choferes que manejaran los camiones que lo mismo transportaban gasolina que artículos propios de las tiendas de autoservicio; la razón era la enfermedad, los controles de visas laborales en el marco del Brexit y que en el resto de Europa también faltaban choferes. ¿Quiénes estaban dispuestos a trabajar y arriesgarse a manejar en una Europa covidosa? Los trabajadores del volante de la Europa del Este, y estoy seguro que si los trabajadores del volante mexicanos, se los permitieran, trabajarían eventualmente o de manera permanente manejando por las autopistas alemanas, francesas, de Italia que son pan comido frente a la inseguridad, malos trazados, baches, vacas, motociclistas, y demás lindezas que circulan por las carreteras de este país de Huitzilopochtli.

La crisis económica mundial se ha materializado en los cuellos de botella existentes en los grandes puertos del mundo que tienen millones de contenedores, los cuales, a cuenta gotas, van moviéndose a diversos destinos; Los Ángeles, Rotterdam, Génova, Yokohama y muchos más se han visto en dificultades (olvidándonos que el mexicano Lázaro Cárdenas se ve sitiado por los profesionales de la manifestación de tiempo completo). Por las instalaciones de todos ellos pasan millones de artículos que alimentan a la industria mundial y que van desde los famosos chips para automóviles: objetos apreciadísimos hoy en día puesto que su escasez resulta en que la producción de autos disminuya y las existencias en las tiendas automotrices estén por los suelos, para gran desconsuelo de sus potenciales compradores. Hasta miles y miles de artículos que están dirigidos a la industria textil, de electrodomésticos, de las medicinas con la consabida característica del monopolio que ejercen los grandes laboratorios a nivel internacional, amén de un largo etcétera. Afortunadamente, por lo que respecta a la industria de vinos y licores, ha habido momentos de cierta reducción de marcas, pero gracias a Huehuetéotl la oferta se ha regularizado y los espirituosos brillan en las vitrinas. Eso sí, han subido de precio y algunos restaurantes no han podido comprarlos porque apenas se están recuperando de la debacle del año pasado.

En fin, invito a los lectores a que si sus intereses van por un determinado sector industrial, porque les preocupa una específica actividad económica, y porque les afecta en la vida diaria algún asunto de la economía mexicana, busquen la publicación especializada, si tiene el tufillo de odiadora de todo lo que sucede: desconfíen. Y, sobre todo, deben compararse los diferentes escenarios en la república mexicana, las diversas realidades más allá de nuestras fronteras, y una capacidad de transformación en nuestro quehacer productivo.

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