Por Jesús Michel Narváez
Se planta en el Consejo General de Seguridad y “ordena” que la ONU salga del “letargo en el que ha vivido”.
Desde este espacio se le pide al presidente Andrés Manuel López salir del letargo en el que vive desde hace 3 años, cuando, en lugar de sostener la guerra, mandó abrazos y no balazos a los criminales.
La debilidad, porque no puede considerarse estrategia, de darles a los narcotraficantes y a los integrantes del crimen organizado “manos libres” para actuar, tiene sumido al país en un baño de sangre.
Y con el asesinato de los elementos de la Marina-Armada de México, levantados el pasado lunes como respuesta a la detención Rosalinda González Valencia, esposa de Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, jefe del cartel Jalisco Nueva Generación, es tiempo de que López reaccione. Los cadáveres fueron encontrados envueltos en bolsas de hule color negro y atados con cinta roja.
Los criminales dejaron una lona con una leyenda en la que declaran la guerra al gobierno, al ejército, a la guardia nacional y la marina -todas las instituciones con minúsculas- sin que exista respuesta de las fuerzas castrenses.
La disciplina castrense impide que los efectivos desobedezcan las órdenes “superiores” y como el “comandante supremo” prefiere acusar a los criminales con sus mamás y abuelitas y lo más que ha dicho es “guácala” por sus acciones, el campo está a su disposición y hagan lo que quieran.
¡Y lo están haciendo!
¡Despierte ya de su letargo!
Deje de utilizar a las fuerzas armadas en acciones que les corresponden a los civiles y asuma su responsabilidad de regresar la tranquilidad y frenar la violencia, como prometió en campaña e incumple en el cargo.
¿Cuántos soldados, cuántos marinos, cuántos de la guardia nacional deben morir para que usted actúe?
