El expolicía afroamericano Eric Adams se impuso este martes con claridad en las elecciones a la Alcaldía de Nueva York con un 66,6 % de los apoyos cuando se lleva un 45 % de los votos escrutados.
Adams, un demócrata de 61 años, se presentaba como el gran favorito por delante del aspirante republicano, Curtis Sliwa, que con estos votos contados lograba un 28,8 % de los apoyos, lo que según varios medios como The New York Times, hace imposible una eventual remontada.
De hecho, con estos resultados, Sliwa reconocía su derrota en un discurso pronunciado en su cuartel general en el que insistió en que su derrota no significa que abandona o que se rinde.
Y pocos minutos después, Adams se presentaba antes sus seguidores para decirles: “Yo soy el alcalde”.
Adams, actual presidente del Distrito neoyorquino de Brooklyn, asumirá su cargo el próximo enero convirtiéndose en el segundo alcalde de raza negra que dirige la ciudad, después de David Dinkins, regidor de la Gran Manzana entre 1990 y 1993.
Los neoyorquinos salieron este martes a elegir a su nuevo alcalde, en una jornada muy tranquila, sin apenas ambiente electoral ni colas en los colegios.
Adams fue el aspirante más madrugador y votó a las 07.30 hora local (11.30 GMT), en un colegio del barrio de Bedford, en el distrito neoyorquino de Brooklyn, que el candidato preside desde 2014.
El candidato demócrata y antiguo policía acudió portando una fotografía de su madre, Dorothy Adams, que falleció el pasado marzo en plena campaña electoral y cuya imagen ha empleado en varias ocasiones para reivindicar su origen pobre y denunciar las injusticias históricas de la ciudad hacia las comunidades más humildes.
Y es que nadie dudaba de su victoria frente al candidato republicano, Curtis Sliwa, fundador en los años 70 de las patrullas de defensa urbana “Ángeles Guardianes” y que cuenta con escaso respaldo en una ciudad abrumadoramente demócrata.
Sliwa acudió a su colegio electoral en el barrio de Manhattan con uno de sus gatos en el regazo y el brazo en cabestrillo, después de que esta semana fuera golpeado por un taxi, y pidió el voto de sus conciudadanos, para, entre otras cosas, levantar el veto impuesto por la ciudad a los funcionarios que no se vacunan contra COVID-19, una de sus promesas electorales.
Los en torno a 400 mil funcionarios de Nueva York están obligados a vacunarse si quieren conservar su trabajo y sueldo, una medida que Adams apoya.