El asesinato de dos reporteros mexicanos en menos de una semana marcó este Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas en un país teñido por una violencia desbocada que casi nunca encuentra justicia.
“La impunidad es el principal aliciente para que la violencia se perpetúe. Cuando el 98 por ciento de las agresiones contra la prensa no son sancionadas, el mensaje que se manda a los perpetradores es que pueden seguir haciéndolo”, dijo a Efe, Lepoldo Maldonado, director de Artículo 19 para México y Centroamérica.
Desde hace años, México es considerado uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo por las constantes agresiones, amenazas e incluso asesinatos que sufren los informadores de parte de autoridades y el crimen organizado.
Los números hablan por sí solos. Según Reporteros Sin Fronteras, México encabezó en 2020 la lista mundial de periodistas asesinados con ocho crímenes, seguido de Afganistán e Irak, con seis.
Y en lo que va de año, han matado al menos a siete reporteros por su labor periodística.
Una lista a la que habría que añadir los nombres del periodista Fredy López, asesinado a tiros la semana pasada a las puertas de su casa en San Cristóbal de las Casas (Chiapas), y del fotorreportero Alfredo Cardoso, secuestrado en su domicilio de Acapulco (Guerrero), torturado y asesinado.