Después de un lúgubre 2020 marcado por la pandemia de COVID-19 y una caída de hasta el 70 por ciento en las ventas, los comerciantes mexicanos de flores, artesanías y alimentos esperan que sus ingresos revivan por las festividades del Día de Muertos.
La mezcla de esperanza y zozobra es tangible en los comerciantes del Mercado de Jamaica, el sitio de venta de flores más conocido de la Ciudad de México, donde los pasillos lucen repletos de la flor de muertos, el cempasúchil, pero con pocos clientes.
Además de más de 3,76 millones de casos y 285 mil muertes, la cuarta cifra más alta del mundo en números absolutos, la pandemia de COVID-19 causó una contracción histórica del 8.2 por ciento del producto interior bruto (PIB) de México en 2020.
La pandemia obligó el año pasado al cierre de panteones en el Día de Muertos, por lo que las ventas relacionadas con esta celebración cayeron un 70 por ciento, según la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
La esperanza de los vendedores es la mitigación de COVID-19 en México, cuyo Gobierno pronóstico que la pandemia tocará “su punto mínimo absoluto” la próxima semana, lo que coincidirá con los festejos del Día de Muertos.
“Todos tenemos esperanza de que se venda porque, si no, ¿qué hacemos con la mercancía? Pero yo creo que sí porque la cosa ya está más tranquila”, expresa el señor Balderrama.
El Día de Muertos mexicano, una fiesta indígena con influencia española para honrar a los difuntos el 1 y 2 de noviembre, ha acaparado las miradas del mundo en años recientes con películas como “Coco” (2017) o “James Bond: Spectre” (2015).
Pero ahora la mezcla de COVID-19 y malestar económico ha enfermado la tradición, según opina Lorena Balderas, una joven que oferta en su puesto dulces, calaveras, papel picado, flores de muerto y adornos.
Lorena reconoce que las ventas “han disminuido frente a los años anteriores” y le recuerda al público que de ellas dependen los comerciantes del Mercado de Jamaica y los artesanos que elaboran las decoraciones.
En eso coincide Alexander Gutiérrez, quien tiene un puesto familiar desde hace cinco años con decoraciones para el altar que los mexicanos ponen en honor a sus muertos, incluyendo papel picado hecho por artesanos de Puebla.
A diferencia de Lorena, se muestra más optimista por la reducción de los contagios y el semáforo verde epidemiológico por bajo riesgo de covid-19 de la Ciudad de México, que ha eliminado casi todas las restricciones.
“(Vamos) un poco mejor ya que estamos saliendo de esta situación de la pandemia que a todos nos afectó, en todos los sectores. Vamos saliendo de ello, va incrementando un poquito (la venta) y seguimos esperando que nos visiten”, manifiesta Alexander.
Aunque México ha superado tres olas de COVID-19, aún afronta los fantasmas de la economía, como una inflación general que acumula un 6 por ciento este año.
Además, el consumo decreció un 1 por ciento trimestral de julio a septiembre, reportó esta semana BBVA México.
Por ello, Mario Flores piensa que “ya la gente va tomando confianza y empieza a salir más, pero el problema es la economía de las personas”.