Bienestar y Populismo, Batallas en Rutas Paralelas

Por Alfredo Mejía Montoya

Mientras la inseguridad, la violencia, los crímenes, las masacres, los conflictos internos en las obras insignia del gobierno federal presupuestales y laborales, los desplazados en Michoacán, las autodefensas ahí mismo y en Chiapas se han potenciado y penetrado como hongos en humedad, hasta lo mas recóndito de la sociedad, sin que el gobierno federal tenga a la fecha una estrategia que muestre resultados palpables de su accionar, y en cambio se observa que son mas las poblaciones que están a merced, sitiadas y a expensas de la delincuencia organizada (DO), sin soslayar a las mafias que el Estado fallido ha dejado crecer cada vez más, con su política simplista de abrazos no balazos, y a base de estos últimos se han roto todos los récords de muertos en el mismo periodo que en las administraciones anteriores: esto es la Transformación del País.

El Bienestar disminuye y el Populismo avanza como la cosa en las películas de terror, pero aquí es la realidad. La población ahora que vamos a la mitad del camino, en la presente administración, lo resiente mas y no ve un viraje que reordene tal situación.

Actualmente, el Estado de Bienestar confronta una lucha por la supervivencia en varios frentes. primero la batalla intelectual, porque todos estamos de acuerdo en que necesitamos bienestar, el inquilino de palacio lo sabe y aún así dice “que las cosas van bien o que estamos bien, vaya hasta dice que vamos requetebién”, sin embargo, afuera de palacio, la realidad es otra, si no hay intelectualidad no se sabrá como el Estado debe proporcionar ese bienestar o ¿existen otros medios que aseguren el bienestar de las personas? segundo, la batalla política esto es, si el Estado de bienestar es asequible, especialmente en épocas de crisis, períodos de austeridad y de crecimiento lento como ocurrió en el crack financiero de 2008, las bajas del precio del petróleo en 2019, la pandemia del Covid-19. Parece increíble que en las sociedades más ricas o en desarrollo se convierten en los gobiernos menos capaces o dispuestos a financiar el bienestar de forma colectiva. tercero, la batalla de políticas, esto es, si el Estado podrá adaptarse a unas circunstancias y tendencias cambiantes, o se han vuelto sus propias instituciones y estructuras demasiado inflexibles e incapaces de reformarse para estar a la altura de los retos de unas sociedades en constante cambio, y no precisamente una transformación.  Tal parece que, en nuestro país, vamos en retroceso, arribamos al Siglo XXI con una tendencia en desarrollo y crecimiento sustentable, sostenible, con gasto social suficiente para mantener una estabilidad económica, política y social. En tres años, se ha desacelerado el motor de la estabilidad, perdiendo la posibilidad de que la mayoría de la población carezca de Bienestar, el social, el mas prescindible.

El bienestar social tiende a ser el cumplimiento de una serie de factores, que responden a la calidad de vida del ser humano en sociedad. Las principales variables económicas y sociales que miden el incremento del bienestar social de las personas en sociedad son las siguientes: 1. Distribución de la renta, 2. Tasa de desempleo, 3. Ingreso per cápita, 4.l Gasto social, 5. Nivel de consumo, 6. Nivel de salud, 7. Nivel de contaminación, 8. Áreas verdes, 9. Nivel de pobreza, 10. Nivel de educación, 11. Libertad ciudadana y 12. Seguridad social.

El Estado qué variables a promovido, a fin de que el ciudadano perciba que el pago de los impuestos sea utilizado en su beneficio y en el de su comunidad, no solo contribuciones federales, sino locales. Precisamente porque el principal método del que disponen los gobiernos para redistribuir la riqueza necesaria para alcanzar el Estado del Bienestar es la recaudación de impuestos y tasas.

El gasto del gobierno en ese sentido se dirige a tres grupos. Las prestaciones contributivas, que se orientan a aquellas personas que han aportado previamente a la sociedad a través de sus cotizaciones; las prestaciones universales, dirigidas a la población en general, que se conceden a requerimiento de la sociedad y, las prestaciones compensatorias, designadas a ayudar a aquellos colectivos sin o con escasos recursos, y mas al sector vulnerable.

Lo negativo de este sistema se sostiene en que el Estado sustrae recursos a los ciudadanos que producen para mantener a los que no crean riqueza, y considera que no se trata de justicia social sino de una especie de rapiña política, para intereses partidistas o electorales.

Por otro lado, tenemos al Populismo otra figura que pretende ser similar y ofrece diversas realidades, propuestas y estrategias políticas, económicas, sociales y culturales, que proponen defender los intereses generales de la sociedad a fin de alcanzar el bienestar común de los ciudadanos.

Entendiendo como tal, sin llegar al exegetismo, a aquella postura política que busca, a través de diversas estrategias, el apoyo y consentimiento de las clases populares. Y se inventan y reinventan frases como las que le gusta manejar en demasía al presidente Andrés Manuel López Obrador, como aquella de “primero los pobres” tan genérica, tan ambigua, tan coloquial y a la vez, tan humillante.

Estas propuestas generalmente devienen tanto de representantes de partidos políticos de derecha, ultraderecha o de izquierda. De allí que, como tal, no existe un movimiento político autoproclamado como populista, ya que esta postura puede surgir de cualquier tipo de agrupación política. De hecho, no se requiere ninguna postura ideológica a ultranza o transformadora de facto. Así se han dado en diversos países desarrollados, no desarrollados o en vías de desarrollo o simplemente del tercer mundo. Hay de todos, repasemos en lista a Donald Trump en EE UU, Luis Inácio Lula Da Silva y Jair Bolsonaro en Brasil, Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Miguel Díaz Canel en Cuba y Andrés Manuel López Obrador en México,

En este sentido, se podría denominar como populismo, a todos aquellos fenómenos que atentan en contra de la democracia liberal. Y que se tienden a llamar demócratas, utilizando toda la parafernalia de la democracia intrínsecamente para sus fines. Vaya, todo lo quieren hacer mediante encuestas, mediante votaciones a mano alzada, utilizando a los que dicen proteger como son los pobres, los que menos tienen, los grupos vulnerables para justificar sus acciones y sus propósitos.

Es por ello que el populismo tiene un sentido negativo porque hace uso de una serie de estrategias que buscan convencer a los ciudadanos, en especial a los de los sectores populares, al ser los más predominantes.

Para ello, se valen de propuestas falsas sobre la transformación, de las bases políticas, de las económicas y sociales de un país, y de esta manera obtienen el apoyo social que necesitan. No obstante, estas transformaciones no ocurren y, por el contrario, los líderes políticos solo buscan permanecer en el poder tanto tiempo sea posible, con los consabidos cambios de estructuras políticas, legales y constitucionales para modificar los principios demócratas y ampliar el termino de sus mandatos.

Académicamente, uno de los conceptos más evasivos e inasibles de la ciencia política contemporánea es el de «populismo». De ahí que su uso y empleo en el lenguaje especializado se reduzca sensiblemente, limitándose normalmente a los movimientos, partidos o regímenes políticos que, por consenso generalizado, se han definido como populistas.

Por el contrario, hay una gran profusión de su uso en los ambientes no académicos, desde los contextos más coloquiales de la opinión pública en general, hasta los registros más formales y significativos del discurso político, donde se le usa sin muchos escrúpulos debido a que en este espacio tiene una connotación claramente negativa, útil para la descalificación y estigmatización del adversario. Tal y como sucede en las conferencias de las mañanas en palacio nacional.

En consecuencia, en los pilares del Estado de Bienestar de la población, podemos encontrar la gratuidad y universalidad de los servicios de salud y educación, y a disposición de todas las personas que lo necesiten. Desde el ámbito laboral, las prestaciones son una de las medidas principales, ya que los subsidios a las personas que pierden el empleo o las pensiones de jubilación, invalidez y orfandad son mecanismos que tratan de otorgar unos ingresos mínimos de subsistencia y dignidad a aquellas personas que podrían quedar en la marginalidad. Con el tiempo, el fortalecimiento del Estado/Gobierno puede extenderse, en ayudas a la vivienda a grupos vulnerables, a la juventud en general, aunque la mayoría sea aspiracionista (eso es bueno para el país), conciliación laboral y familiar con subvenciones a la actividad económica.

Y del Populismo debe quedar claro que, si no existieran los pobres, los regímenes o grupúsculos populistas no tendrían razón de ser y los sistemas de igualdad y redistribución de la riqueza seria mas equitativa en las estrategias democráticas.

Por lo tanto, Bienestar y Populismo, son dos batallas que van en Rutas Paralelas, que no llegarán a juntarse nunca, porque Bienestar es algo pragmático, real, con variables medibles; y el populismo es solo promesas, inconsistencias, mentiras, donde utilizan el dinero de unos para otros, sin el menor recato.

a2m8m@yahoo.com.mx

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