James Bond ha sobrevivido explosiones, caídas desde grandes alturas, choques y ataques sorpresa de sus rivales más acérrimos. Pero ahora, el agente encubierto más famoso del cine, enfrenta a otro enemigo: El Covid-19 y los estragos que dejó en la industria del cine, cuya taquilla patalea por recuperarse después de año y medio de pandemia.
Sin tiempo para morir se encuentra ya en salas de cine después de casi dos años de lucha por llegar a las pantallas. La película tenía previsto su lanzamiento para noviembre del 2019 y cuando Danny Boyle dejó la dirección del proyecto cambió su estreno para febrero, luego para abril del 2020, pero esto no ocurrió. Días antes de su premier, el mundo se detuvo por el inicio de la pandemia. El estreno se modificó en cuatro ocasiones, hasta llegar finalmente a septiembre del 2021.
MGM y Universal Pictures tuvieron razones de sobra para retrasar su estreno. Y es que Sin tiempo para morir es la película número 25 de la franquicia que el próximo año cumplirá medio siglo de su llegada al cine.
Las escenas de acción, rodadas en Noruega, Italia, Jamaica, Londres y las Islas Faroe, una región de Dinamarca, son batallas ágiles que en un formato de IMAX 3D ofrecen una experiencia dinámica para el espectador. Su presupuesto, que asciende a más de 300 millones de dólares, la convierte en uno de los más grandes y prometedores proyectos de cine de ambas firmas y una de las esperanzas para recuperar la taquilla global.
Sin tiempo para morir es la última película de Daniel Craig como el agente 007, antes de convertirse en Macbeth para la producción de Broadway que estelarizará junto a Ruth Negga en los próximos meses.
Cary Joji Fukunaga, que realizó la primera película original de Netflix, Beast of no nation, y dirigió en México la cinta Sin nombre, es el primer director estadounidense al frente de una película de James Bond. El californiano, describe esta entrega como una especie de continuación a los hechos que ocurren en la cinta anterior, Spectre, donde conocemos a un 007 en aparente retiro y que reinventó el Día de muertos en México.
“Esta película llega cinco años después de Spectre. El mundo ha cambiado mucho desde entonces y gran parte de nuestra discusión giró en torno a cómo hacemos que la cinta se sienta en esa época, pero también en el universo de Bond, que nunca es realmente específico en su temporalidad”, explica el realizador.