Por Alberto F. Mena Mallen
Andrés Manuel creerá que, con una crisis tras otra, -que a lo mejor él no ve o que niega sistemáticamente-, vamos a estar felices, felices, cuando miramos que el país se desmorona poco a poco.
Ahora ya generó una más, particularmente en la política exterior y la CELAC, donde los presidentes de Paraguay, Mario Abdo Benítez y el de Uruguay, Luis Lacalle, se le echaron encima a Nicolás Maduro, quien, para tratar de acallar esas voces, demandó un debate sobre democracia, sí sobre democracia. Este suceso fue la nota principal del evento, donde se trataría la desaparición de la OEA y crear una comunidad latinoamericana, similar a la europea. AMLO dijo que todo fue positivo en dicha reunión.
También se considera que la presencia del presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, a los festejos de nuestra independencia y el haber tomado la palabra, así como la llegada de Nicolás Maduro, no fue lo más adecuado, cuando son acusados de silenciar a los disidentes y a la prensa, y reprimen brutalmente cualquier levantamiento en su contra, además de señalarlos de dictadores por falsear elecciones y quedarse en el poder por mucho tiempo. Estados Unidos solo ve pasar estos acontecimientos sin decir palabra.
Hay que frenar ya las crisis que se tienen y las que se suman al país, particularmente al gobierno de la 4T, ahora con la política internacional que puede traernos consecuencias severas, sobre todo por haber invitado a un perseguido de los Estados Unidos -el que ofrece una recompensa de 15 millones por su cabeza-, y a quien se le dio trato de jefe de Estado, Nicolás Maduro, presidente de la República de Venezuela.
Una tras otra crisis, durante estos tres años de gobierno del tabasqueño, no paran, aunado a la pandemia que, si el gobierno no la ocasionó, su mal manejo, -que niega sistemáticamente-, provocó, hasta ahora ya cerca del medio millón de muertos, de mexicanos que dejaron en el desamparo a miles de familias, hijos sin padres, sin mamás, sin hermanos, sin abuelos y lo que es peor, sin un sustento que les permita salir adelante.
Y no se diga de la crisis de salud, donde los equipos médicos han dado todo por salvar vidas y para quienes se recuperan de la pandemia, del contagio, quedan tocados con secuelas que tardarán muchos meses para reestablecer el organismo y poder continuar con su vida normal y de lucha contra hechos que no se desean y menos que un gobierno provoque para maltratar a los mexicanos.
En ésta, se siguen dando desabastos de medicamentos, también para los niños con cáncer y cirugías que se fueron posponiendo lo que ahora provoca saturación en salas de operación, o carencia de médicos y las que siguen pendientes y más cuando en hospitales del IMSS, no saben ni organizarse, ni coordinarse, lo que genera que los pacientes den vueltas y vueltas para buscar un sitio que les permita recuperar su salud.
Otra crisis que no se ha atendido adecuadamente es la climática. Ocasiona severos daños por la intensidad de los fenómenos naturales que han mostrado su furia contra las naciones y sus habitantes y que han dañado terriblemente a miles de mexicanos por las severas inundaciones al desbordarse los ríos y que se presentan por las intensas lluvias en este año.
Mientras tanto, los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador, y los gobernadores, buscan atender a los afectados, pero de forma pausada, sin prisas, y con una austeridad que ya raya en muerte, lo que ocasiona desesperación de quienes pierden todas sus propiedades al enlodarse o mojarse o incluso sus viviendas que se maltratan por los deslaves o socavones que se hacen por la lluvia.
El gobierno, sin programas de prevención, atiende poco a poco y no en forma suficiente a los mexicanos que se afectan, pero no preparan planes para evitar que los damnificados se queden por mucho tiempo en albergues o en casa de familiares, donde a los “cinco días apestan”, lo que se tienen que aguantar ante la falta de oportunidades o de soluciones a su problemática. Hay ejemplos de cómo en viviendas afectadas por sismos provocan que muchas familias no vean como solucionan sus asuntos, ya que el gobierno, luego de los años, aún no da respuesta a los afectados.
El cambio climático, otra de las crisis que se tienen que resolver, pero no con construcciones de refinerías que son altamente contaminantes y menos con provocaciones a empresas de generación de energías limpias, cuando existen otros caminos para tener un control de las mismas, en lugar de enfrentarse para que dejen de invertir y saquen sus capitales del país.
Lo que se debe de reiterar son las consecuencias del cambio climático, -que ya estamos padeciendo-, donde el Instituto Nacional de Cambio Climático (INECC) ha encontrado que de los 2 mil 456 municipios en los que se divide el país, 480 (20%) tienen un nivel de vulnerabilidad al cambio climático muy alto o alto, además, de acuerdo con el Banco Mundial y la OECD se estima que alrededor del 68% de la población y el 71% del PIB de México están expuestos a los efectos negativos del cambio climático.
Otros impactos que ya se presentan son el aumento de los huracanes, sequías, deslaves, temperaturas extremas y lluvias torrenciales, inundaciones e incendios que hasta hoy han ocasionado altos costos económicos y sociales. Actualmente hay 2 mil 583 especies que están en peligro o riesgo de extinción, debido a la transformación y degradación de los ecosistemas que afectan a la mayoría de éstos, sobre todo, a los bosques tropicales.
Y no se diga de las crisis política, ante los ataques a los opositores, -que no tienen, en muchos de los casos las manos limpias- y donde no pintan para contrarrestar al gobierno que poco a poco sienta sus bases, que más se parece al sistema venezolano o cubano, pero no de la 4T, el que aún no ha sido explicado adecuadamente a todo el pueblo de México, sino por el contrario, se dejan correr los rumores que solo causan divisiones que tal vez sirvan a los propósitos del obradorismo, pero no para todos los mexicanos.