El secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés), Alejandro Mayorkas, viajará este lunes a Texas para supervisar la repatriación de migrantes, principalmente haitianos, que se encuentran en un campamento improvisado bajo el puente fronterizo en la ciudad Del Río.
El campamento se convirtió en el último foco rojo para las autoridades estadounidenses, que buscan detener el flujo de miles de personas que huyen de la violencia de pandillas, la pobreza y los desastres naturales en sus países de origen.El domingo Mayorkas imploró a los migrantes que renunciaran a su viaje hacia el norte, argumentando que el Gobierno «no tiene más remedio» que expulsarlos.
De acuerdo con un comunicado de su oficina, el secretario se reunirá con funcionarios locales y posteriormente dará una conferencia de prensa. Alrededor de 12 mil migrantes convirtieron el campamento en Del Río en su hogar temporal. Muchos de ellos recorrieron Sudamérica y Centroamérica hasta llegar a Estados Unidos, donde buscaban asilo.
Este domingo aterrizaron en Puerto Príncipe los primero vuelos con migrantes desalojados del campamento en Texas, y al menos tres más están programados para este lunes.
Del Río colinda con Ciudad Acuña, en Coahuila, a donde decenas de haitianos han comenzado a regresar con mochilas y bolsas de plástico llenas de sus pertenencias, en un intento de evitar ser devueltos a su país.
Si bien Biden reculó en muchas de las acciones de inmigración de su predecesor Donald Trump al iniciar su presidencia, dejó en marcha la política de expulsión generalizada de la era de la pandemia del coronavirus, por la que la mayoría de los migrantes atrapados cruzando la frontera entre Estados Unidos y México son rápidamente devueltos.
Junto a las escenas frenéticas de haitianos decididos que intentaban cruzar el río pero se encontraron con la policía fronteriza montada a caballo que los bloqueaba, otros migrantes lograron en silencio un destino más feliz, pasando por el punto de control de inmigración de Estados Unidos.
El migrante venezolano Melvin Azuaje, de 31 años, y su hermano menor Manuel, de 11, explicaron a Reuters que volaban al estado estadounidense Carolina del Sur, donde los esperaba un primo, después de que se procesaran sus solicitudes de asilo.
Azuaje, quien detalló que tomó la custodia de Manuel después de que su madre murió de cáncer, reveló que habían estado en Del Río durante más de una semana, primero pasando dos días debajo del puente antes de ser trasladados a un centro de procesos migratorios.
Melvin dijo que estaba ansioso porque Manuel, quien ama el béisbol y las matemáticas, comenzara una nueva vida. «Se me está poniendo la piel de gallina», indicó mientras transitaba por el aeropuerto de Dallas el domingo por la noche.