El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, abordó la crisis de las decenas de miles de migrantes haitianos varados en la frontera en una llamada con el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken.
La llamada, que sucedió la noche del lunes, ocurre después de que cerca de 13 mil migrantes irregulares, en su mayoría de Haití, quedaron retenidos por las autoridades estadounidenses en un campamento improvisado bajo el puente internacional que une Del Río (Texas) con la mexicana Ciudad Acuña, en Coahuila.
Los migrantes han estado cruzando desde el martes de la semana pasada a Estados Unidos y han desbordado a las autoridades migratorias, que han improvisado el campamento a la espera de procesar sus solicitudes de asilo o retornarlos a su país en aviones.
Los haitianos provienen de Brasil y Chile después de que, en agosto, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, en inglés) informó de la ampliación del programa del Estatus de Protección Temporal (TPS), un anuncio que los traficantes están tergiversando, según el canciller Ebrard.
El secretario de Relaciones Exteriores pidió una solución regional al enunciar que los migrantes atraviesan Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y México.
El canciller propuso “un esfuerzo muy grande de información” para exponer a los haitianos refugiados en Latinoamérica que los beneficios del programa TPS solo aplican a quienes ya están en Estados Unidos.
También planteó un apoyo humanitario por la crisis política tras el magnicidio del presidente Jovenel Moise en julio pasado y el terremoto de magnitud 7.2 que dejó más de dos mil muertes y 12 mil damnificados en agosto.
El diplomático mexicano aclaró que aún no hay un acuerdo definitivo con Estados Unidos, que ha deportado 560 haitianos en los últimos días.
El canciller aclaró que la intención de los haitianos no es quedarse en México, aunque ha estimado que apenas 15 por ciento de ellos han pedido refugio en el país.