¿Candil de la Calle? O Respeto a la Política de Asilo

Por Nidia Marín

Candil de la calle y oscuridad de su casa. Así entienden algunos muy lastimados, la acción llevada a cabo a favor de los periodistas corresponsales y trabajadores de los periódicos New York Times y Wall Street Journal y de sus familias que salieron de Afganistán: 210 personas hasta el momento.

La pregunta salta de inmediato. ¿Es válido que a ellos se les apoye y a los mexicanos se les denigre desde la más alta tribuna de la nación con el consecuente incremento de asesinatos y desapariciones por parte del crimen organizado en México?

Pudiera ser discutible, pero hoy, gracias a la acción de la cancillería, una mayoría de periodistas mexicanos, de prensa escrita, radio y televisión se sienten orgullosos ante el mundo al recibir en su patria a tantos colegas en peligro. También están hasta cierto punto agradecidos de que aun haya personas responsables y, además, que dan cumplimiento a las leyes mexicanas.

Y como en este, nuestro país, actualmente no se mueve una hoja sin que otorgue su aval el autócrata palaciego, es de reconocer la labor que seguramente realizó el titular de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon, para lograr no solamente el otorgamiento del asilo a estas familias, sino realizar peripecia y media para poder sacarlos, vía distintas oficinas mexicanas en varias naciones y que lograran llegar sanos y salvos a México.

Tal como señalara en algún momento el especialista Fernando Serrano Migallón, al analizar las crisis internas que dieron origen, desde el siglo pasado, a la expulsión de nativos en varias naciones, el asilo es la única manera de salvar la vida. El asilo, es pues la clave.

Hoy llegan los afganos, pero en otros tiempos, en los años veinte del siglo pasado, arribaron a nuestro país los refugiados perseguidos por el gobierno de la Unión Soviética; en los años treinta los republicanos españoles; en los años cuarenta los acosados por Franco; en los años cincuenta los guatemaltecos amenazados tras la caída de Jacobo Arbenz y los estadounidenses acusados de comunistas y hostigados por Joseph Raymond McCarthy; en los sesenta y los setenta, los acorralados por las dictaduras de Chile, Argentina, Uruguay, Perú y Brasil; en los ochenta los buscados tras la guerra civil salvadoreña, así como los guatemaltecos en huida de la salvaje represión de las dictaduras.

En el siglo XXI hasta 2011 había como refugiados aproximadamente 1,186 personas provenientes de Colombia, El Salvador, Honduras, Eritrea, Sri Lanka, Guatemala Etiopía, Somalia, Nigeria, Irak y otras naciones.

Y fue precisamente en ese año durante la LXI Legislatura, bajo la presidencia en el Senado de Manlio Fabio Beltrones y la coordinación parlamentaria en la Cámara de Diputados de José González Morfín, cuando se aprobó la Primera Ley Sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político publicada en el Diario Oficial de la Federación el 27 de enero de 2011.

La última reforma se publicó el 30 de octubre de 2014, durante tal legislatura y bajo el mandato en la Presidencia de la república de Enrique Peña Nieto.

En la misma el artículo 61 estableció: “Todo extranjero que encuentre en peligro su vida, su libertad o seguridad por ideas o actividades políticas directamente relacionadas con su perfil público, y carezca de la protección de su país, podrá solicitar el otorgamiento de asilo político ante la Secretaría de Relaciones Exteriores, sus delegaciones localizadas fuera del Distrito Federal o la Representación, según corresponda.

Y el artículo 62 precisa: “La Secretaría de Relaciones Exteriores podrá hacer extensivo, por derivación el otorgamiento de asilo político al cónyuge, concubinario, concubina, sus hijos y los de su cónyuge, concubinario o concubina, que dependan económicamente del asilado, que se encuentren en su país de origen o en territorio nacional con el solicitante, para lo cual deberá considerar la opinión que emita la Secretaría.

Sí, en México se define como asilo político a la “protección que el Estado Mexicano otorga a un extranjero considerado perseguido por motivos o delitos de carácter político o por aquellos delitos del fuero común que tengan conexión con motivos políticos, cuya vida, libertad o seguridad se encuentre en peligro, el cual podrá ser solicitado por vía diplomática o territorial…”

En este caso, México está cumpliendo. Y muy bien.

Respecto a las agresiones palaciegas en nuestro país, que ya cumplen 3 años, en contra de los medios de comunicación mexicanos y sus trabajadores, se saluda el surgimiento de la Alianza de Medios mx apenas dada a conocer, a la cual pertenecen 13 compañías periodísticas para “defender la libertad de expresión, combatir la impunidad en los casos de ataques contra periodistas y medios, exhortar a una mayor cercanía a la comunidad a la que servimos y abrir espacios de reflexión sobre los diversos desafíos que encara nuestro sector en todos los ámbitos y plataformas”.

Bienvenida.

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