Por Alberto F. Mena Mallen
Si Andrés Manuel López Obrador hubiese iniciado desde el principio de su gobierno la descentralización de la administración pública federal como lo anunció en campaña, en lugar de sus tres megaproyectos, el desarrollo de las entidades federativas ahora fuese diferente, y tal vez su proyecto de la 4T, hubiese prosperado y con menos pobres.
Pero no, la pandemia, la austeridad “franciscana”, las malas decisiones y las pésimas políticas públicas evitaron tal ejercicio gubernamental, -él hubiese ya no existe-, aunque sería muy importante que este ejercicio se llevara a cabo más adelante, para evitar que esta megalópolis conurbada sea un panteón de muchos mexicanos y que el país tenga la oportunidad de crecer de manera diferente.
De gira por Acapulco, -el pasado mes de julio-, anunció que la Secretaría de Salud deberá iniciar su traslado a este puerto del Pacífico, aunque Chilpancingo, -la capital del Estado de Guerrero-, fue el destino que se programó inicialmente en uno de sus 100 compromisos de campaña. Aseguró el mandatario que este compromiso está pendiente y en espera de que se logre.
Quienes tenemos muchos años radicando en esta zona del país (la Zona Metropolitana de la Ciudad de México), hemos visto cómo ha crecido la metrópoli en una forma desequilibrada y desproporcionada y todo por la falta de políticas públicas que eviten las altas concentraciones poblacionales que lo único que generan es hacinamiento y pobreza de muchos de sus habitantes y demasiados problemas para las autoridades que, finalmente no pueden resolver por la magnitud de los mismos. Usan el argumento de que hay una migración del campo a las ciudades, causada por falta de oportunidades, que ellos no generan y este programa de desconcentración apoyará que vengan menos a esta super concentración poblacional.
“Los retos para que las ciudades funcionen crecen junto con el territorio. Cada vez que la mancha urbana sobrepasa los límites de un municipio y llega a otro para formar Zonas Metropolitanas (ZM), los problemas se vuelven más complejos, afectan a más gente y obligan a diferentes autoridades a involucrarse y a comunicarse. Desafortunadamente, en muy pocas ocasiones existe una verdadera interacción entre gobiernos locales, como regla general, cuando una ZM crece y absorbe más municipios, aumenta proporcionalmente la descoordinación”.
Lo anterior lo señaló en 2018 Oscar Ruiz, científico de datos del IMCO, en un análisis “Zonas Metropolitanas vs Autoridades Fragmentadas”, donde también destaca que “en el mundo más de la mitad de la población mundial ya vive en ciudades y en México, la tendencia es más marcada, en 2010 ya el 78% vivía en alguna zona urbana”. También, dijo: “La falta de coordinación metropolitana tiene altos costos para el país, pero sobre todo tiene altos costos para los ciudadanos más vulnerables que día con día sufren los estragos de la fragmentación espacial y administrativa”.
Ha sido de mayor interés de quienes nos han gobernado, llevarse unos o muchos pesos a la bolsa, que apoyar a los más necesitados, -los que hasta la fecha siguen sin castigo y en la impunidad- pero este gobierno cree y pregona que el “bienestar”, como un término, que, a fuerza de repetirlo, denominando programas y trabajadores, creen que eso basta para convencer a todos de que éste es el mejor camino, pero solo los seguidores que creen en su líder, que miente con frecuencia, son quienes piensan que así es.
Recuerdo que, desde la Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas, (SAHOP), cuyo titular fue el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, existió una subsecretaría de Asentamientos Humanos que encabezó el urbanista Roberto Eibenchutz, quien con su equipo de trabajo prepararon excelentes planes y programas de desarrollo con enfoques futuristas, mismos que los gobiernos posteriores poco a poco dejaron a un lado y comenzaron a olvidarse de este tipo de programación.
Tan es así, que en el Plan Nacional de Desarrollo (2019-2024) del actual gobierno “es un instrumento para enunciar los problemas nacionales y enumerar las soluciones en una proyección sexenal”, como dice el documento sin mencionar las soluciones ya que solo se citan mensajes e ideas que repite una y otra vez en sus mañaneras el presidente de la República, y no establecen metas y soluciones a tantos y tantos problemas que crecen como la espuma, por falta de planeación estratégica y adecuada, aparte de la falta de recursos que provocan deterioro de infraestructura, menos servicios y apoyos, aunque afirme que los que entrega ocasionará un despegue de la economía y los pobres serán menos pobres, pero tal parece que no será así.
Solo hay que recordar que la propuesta inicial de desconcentración administrativa -que tendrá un alto costo por todo lo que se tiene que hacer para llevarse a los trabajadores-, y que enunció al principio de su gobierno señala que Turismo, se irá a Chetumal, QR; Medio Ambiente, a Mérida, Yuc; PEMEX, a Ciudad del Carmen, Camp; Energía, a Villahermosa, Tab; CFE, a Tuxtla Gutiérrez, Chis; CONAGUA, a Veracruz, Ver; Desarrollo Social, a Oaxaca, Oax; SEP, a Puebla, Pue; y Cultura, a Tlaxcala, Tlax.
Además, Caminos y Puentes, a Cuernavaca, Morelos; INFONAVIT, a Toluca, Edomex; Salud, a Chilpancingo, Gro; IMSS, a Morelia, Mich; Ganadería, a Guadalajara, Jal; ISSSTE, a Colima, Col; INEGI, a Aguascalientes, Ags; Función Pública (Contraloría), a Querétaro, Qro; Secretaria del Trabajo, a León, Gto; Desarrollo Urbano a Pachuca, Hgo; DICONSA, a Zacatecas, Zac; Comunicaciones y Transportes, a San Luis Potosí, SLP.
También, Economía, a Monterrey, NL; Nacional Financiera, a Torreón, Coah; la Comisión Forestal, a Durango, Dgo; Minería, a Chihuahua, Chih; Aduanas, a Nuevo Laredo, Tamps; FONATUR, a Bahía de Banderas, Nay; Pesca, a Mazatlán, Sin; Agricultura, a Ciudad Obregón, Son; CONACYT, a La Paz, BCS; y SAT, a Mexicali, BC.
Además: Presidencia, Gobernación, Hacienda, Relaciones Exteriores, Defensa y Marina se mantendrán en la Ciudad de México.