Ya es costumbre que los funcionarios morenistas de primer nivel argumenten combatir con fiereza la corrupción de sus adversarios, pero toleran la propia.
Hace unos días la prensa nacional dio a conocer que la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México investiga una red de extorsionadores integrada por presuntos integrantes de Morena, dedicados a extorsionar a locatarios de mercados en esa demarcación.
Al respecto, la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum minimizó el hecho y la supuesta participación de sus correligionarios al referir que se trató de una detención aislada que no constituye un modus operandi.
“Hubo una detención el día de ayer, parece que es una persona que pertenecía al partido Morena, pero eso no quiere decir que sea un modus operandi o algo así, sino, que hay una detención y la Fiscalía en todo caso tendrá que informar, pero no es una cosa que se de como algo generalizado y hay que ver lo que la fiscalía que es lo que informa”, defendió.
Pese a otras muestras de presunta corrupción o comisión de delitos por parte de afiliados, simpatizantes, funcionarios o instituciones dirigidas por morenistas, como las entregas de dinero a los hermanos del presidente, las asignaciones directas de dependencias a empresas de familiares del funcionarios y demás; la científica negó que en la actual administración se defiendan estas prácticas, como según dijo, ocurría en el pasado.
“Así como hay militantes de otros partidos que están detenidos o prófugos, pero no es un asunto de Morena, al contrario, condenamos que haya una acción de este tipo. Esa es la gran diferencia, porque antes se promovía, se protegía, pero no”, evadió.
