Las tres muertes de Marisela Escobedo se convirtió en una de las películas más nominadas al Ariel 2021. La cinta que narra la travesía de la activista de Ciudad Juárez por encontrar justicia al feminicidio de su hija Rubí de 16 años, cuenta con siete nominaciones y es el único documental que compite en las categorías principales de Mejor Película, Dirección y Guion Original.
Carlos Pérez Osorio, director de este proyecto, celebró con su equipo el reconocimiento de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, pues considera que esto permitirá amplificar el mensaje de una mujer que luchó hasta la muerte por encontrar justicia en medio de un sistema envuelto en corrupción.
“Marisela dejó una huella profunda no sólo en nosotros, sino en todo Juárez y Chihuahua en general. Es un icono a seguir y admirar y de quien es importante respetar su esfuerzo para tratar como sociedad de encontrar una forma de que la impunidad en este país termine”, dijo en entrevista.
El caso de Marisela Escobedo inició desde 2008, cuando su hija Rubí fue asesinada por su pareja Sergio Rafael Barraza. Si bien las autoridades no encontraron al culpable, ella lo hizo con sus propios recursos y lo entregó. Pero meses después, la justicia lo absolvió del crimen por falta de pruebas.
Marisela encontró más pruebas e inició marchas para obtener justicia, sin embargo las autoridades nunca resolvieron el caso a su favor. En diciembre de 2010 realizó un plantón a las afueras del Palacio de Gobierno de Chihuahua, donde fue asesinada de un tiro por un sicario. El culpable pareció ser fabricado por el propio gobierno del estado.
El documental disponible en Netflix no sólo ahonda en el caso de la activista, sino en todos los huecos legales y movimientos opacos que evidencian el corrupto sistema de justicia de nuestro país.
“Queríamos aportar una voz distinta de todo lo que se venía haciendo en torno al tema. Teníamos claro que había que meternos en la intimidad de Marisela, de la familia y de dar ese rostro humano a su historia que pudiera provocar empatía con públicos que quizá no están tan metidos en el periodismo y el activismo”.
Fue un trabajo que llevó cinco años desde su origen, cuenta el cineasta. “El proyecto salió porque yo trabajaba con el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres en Chihuahua donde conocí la historia. Comencé a hacer la investigación del caso y la familia me dio permiso de acceder al expediente. Y una vez que trabajé la historia y pude contactar con Netflix para apoyar el documental, se formó un equipo de investigación más sólido”.
La investigación estuvo encabezada por la periodista Karla Casillas, que junto a los reporteros Alejandro Melgoza y Marco Antonio López revisaron en cuestión de meses más de 3 mil 700 páginas de los expedientes que documentaron los feminicidios de Marisela Escobedo y su hija Rubí. Además de cruzar la información de ocho fuentes como abogados y familiares de las víctimas.
“Encontramos grandes revelaciones como la declaración de la abogada del Wicked –José Enrique Jiménez Zavala– donde señaló que su cliente había sido torturado para declarase culpable por la muerte de Marisela, fue un testimonio insólito e inédito”, señala Karla Casillas, que encabezó esta investigación.
“Fueron una serie de omisiones que develaron una manera muy opaca y turbulenta de actuar de las autoridades para crear chivos expiatorios y falsos culpables”.
La segunda línea de investigación vino de la mano de Aída Bautista, quien estuvo a cargo de la documentación iconográfica de Marisela Escobedo que permitió narrar el documental desde la perspectiva de la propia Marisela Escobedo, destaca el director Carlos Pérez.