Por Jesús Michel Narváez
Sin pretender salvaguardar a Marko Cortés, jefe nacional del PAN, la división que se gesta y se hace pública entre quienes tienen poder político y dentro del partido, pone en riesgo el futuro del partido.
Al presente le “cae como anillo al dedo” que entre los panistas relevantes -en su partido- haya visos de ruptura ante la inminente renovación del Comité Ejecutivo Nacional.
El gobernador de Querétaro -evaluado positivamente por el mismísimo presidente López-, Francisco, Pancho, Domínguez, anunció desde ha un par de meses su intención de buscar la presidencia del PAN en cuanto culmine su gestión al frente de la entidad el próximo 30 de septiembre.
Su intención ha sido cuestionada por quienes acompañan en el CEN a Cortés. Y la respuesta del mandatario ha sido clara: tiene secuestrado el padrón y en la lucha por su reelección, coloca todas las piedras posibles a quienes pretenden sucederlo.
Hay que decir que Marko no se manda solo.
Tiene a quien mueve los hilos: Ricardo Anaya Cortés -nada de familiaridad: uno es de Michoacán y otro de Querétaro- y es en donde el futuro del partido corre riesgo para beneplácito de YSQ.
Cortés, el excandidato presidencial en 2018, quiere seguir los pasos de Andrés Manuel López e ir por segunda ocasión por la candidatura. Su relación con Domínguez no puede ser calificada de buena. Tienen notables diferencias. Y más aún, cuando los observadores políticos analizan la posibilidad de que el gobernador sea una de las cartas fuertes para los comicios de 2024.
Adriana Dávila, diputada por Tlaxcala y una luchadora política de ribetes, tampoco concuerda con la reelección de Cortés, Marco, porque durante su gestión ha procurado apoyar a sus cercanos y ha dejado fuera a quienes podrían haber ganado en solitario más de dos entidades de las 15 que estuvieron en juego en las pasadas elecciones estatales.
Se corre la versión de que Marco Antonio Adame, exgobernador de Morelos e integrante de las comisiones de las comisiones de Desarrollo Social, Defensa Nacional y Segunda Comisión de Trabajo, además de ser miembro de la Comisión Permanente Nacional y miembro de la Comisión Política Nacional para el período 2018-2021, y es miembro asociado y Consejero de la Fundación Rafael Preciado Hernández, podría convertirse en una piedra en el zapato de Cortés cuando pretenda su reelección.
Santiago Creel Mirada, presidente de la Comisión Política Nacional y diputado electo que se perfilaba como coordinador de la bancada para la LXV Legislatura, fue relegado por Marko Cortés. El jefe nacional del partido es el único facultado para designar a los coordinadores parlamentarios.
Hay otros legisladores, senadores y diputados actuales y de los que rendirán protesta el 28 de agosto, que no comparten las políticas de su jefe nacional. No solamente hacia el interior sino hacia la ruta externa que ha tomado.
Las próximas semanas serán decisivas para el futuro, de tres años, del PAN y de Marko Cortés, quien deberá entender que la división solamente beneficiará al Gobierno federal. El PAN es la primera fuerza de la oposición y que con el PRI y el PRD y eventualmente con MC ha formado el bloque que frenó las intentonas presidenciales y de Morena de modificar la Constitución en más de dos ocasiones.
No hay la intención de culpar a nadie. Todos y todas en el PAN son mayores de edad y sabrán los costos que tendría la ruptura entre personajes que, de alguna manera, le dan brillo.
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