El Gobierno de México conmemora con una ceremonia en la plaza principal del Zócalo, en el Centro Histórico de la capital, los 500 años de la caída de Tenochtitlán, corazón del imperio prehispánico mexica que sucumbió tras un sitio comandado por la expedición española de Hernán Cortés en 1521, apoyada por pueblos originarios sublevados.
«Hoy 13 de agosto se cumplen 500 años de la caída de la toma de Tenochtitlán, vamos a recordar a la gran Tenochtitlán en el Zócalo es muy importante recordar este día y no olvidar», dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador en conferencia de prensa.
El prolongado cerco hizo colapsar al poderío mexica en la urbe que estaba enclavada en una isla del lago de Texcoco en el actual Valle de México, hoy disecado, que comenzó el 31 mayo de 1521 y terminó el 13 de agosto con la caída del imperio mexica, también conocido como azteca, aludiendo al origen de ese pueblo nómada, Aztlán, que llegó dos siglos antes desde un lugar mitológico en el norte del país.
Al mismo tiempo, las autoridades mexicanas van a expresar «el compromiso de seguir luchando contra la opresión, contra las invasiones, las conquistas, y las ocupaciones militares», dijo el jefe de Estado.
La plaza principal del Zócalo frente al Palacio Nacional, residencia presidencial, y la Catedral Metropolitana, ha sido engalanada con reproducciones de dioses prehispánicos mexicas y una reproducción a escala del Templo Mayor de Tenochtitlán, hallado en febrero de 1978 durante una construcción de obras de electrificación.
El presidente mexicano hizo una reivindicación del combate al racismo y a la discriminación.
En su alocución reafirmó su compromiso de «desterrar el clasismo, el racismo, la discriminación, que reine siempre la justicia, la igualdad, y la fraternidad».
La maqueta iluminada en el centro del Zócalo fue inaugurada la noche del jueves por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y la esposa del mandatario, la periodista e investigadora Beatriz Gutiérrez Müller, que preside la coordinación nacional de Memoria Histórica y Cultural.
Gutiérrez Müller leyó un fragmento de la crónica de Bernal Díaz del Castillo, soldado español que vivió con Cortés los días de la conquista, que narró en una crónica publicada en 1623.
En la ceremonia nocturna de encendido de la iluminación, que permanecerá hasta el mes de septiembre, cuando se conmemoran 200 años de la consumación de la Independencia, la esposa del mandatario leyó el texto que describe «las aguas que rodeaban esta isla pequeña que era Tenochtitlán, la importancia de las canoas, las flechas, los gritos, el ruido de los tambores, los caracoles».
También destacó que la antigua capital prehispánica tenía «el poder espiar al rival desde donde disparaban los españoles, con armas de pólvora″.
La titular de Cultura de la capital, Vannesa Bohórquez, anunció en un pronunciamiento que «la conciencia del presente ilumina la proeza del recuerdo de la civilización mexica que hoy emerge de sus entrañas para mostrarse en plenitud y para ser motivo de orgullo de todas y todos los mexicanos».
La funcionaria capitalina dijo que Tenochtitlan es el «corazón de la Anáhuac» como se conocía a la región del altiplano central actual, que abarcaba el imperio mexica, dominador de otros pueblos originarios: «es la piedra angular que nos fundamenta y fortalece».
La plaza y los edificios de los gobiernos federal y capitalino han sido decorados con figuras iluminadas de serpientes emplumadas que representan la dios de la sabiduría Quetzalcóatl, mezcla de pájaro y serpiente; la diosa de la tierra Tlaltecuhtli; el dios del sol Tonatiuh, y la diosa de la luna Coyolxauhqui, con decoraciones de la arquitectura original mexica.
La reproducción del Templo Mayor de la antigua urbe en el centro del Zócalo tiene una proporción de 35 por ciento del tamaño original, con16 metros de altura, 25 metros de frente, y 27 de profundidad; mientras que para iluminar la plaza se utilizaron 10.000 focos multicolores, 15.000 nodos para pantallas y 15 kilómetros de escarcha de colores.