México y Afganistán: Crimen de Periodistas y Violencia

Por Nidia Marín

¿El crimen organizado está copiando la política de los talibanes respecto a los periodistas? ¿Es acaso una retroalimentación entre los delincuentes afganos y mexicanos?

Desconocemos quien fue primero, pero hoy en nuestro país también las mujeres periodistas son perseguidas como lo han sido en Afganistán por los talibanes. Y es el caso que por acá es a dos fuegos: desde la Presidencia de la República y desde el crimen organizado.

La violencia es la marca de ambas casas. Sí tanto de la mayoría de los estados de la República Mexicana como de Afganistán. Y hoy casi cinco meses antes de concluir el año 2021, en México saltan los resultados de 50 meses de satanización sin cesar, diariamente, en contra de los medios de comunicación y específicamente de sus representantes sean de la prensa escrita, la radio o la televisión, donde los reporteros y conductores son el hilo más delgado.

Sí, las amenazas proferidas presuntamente por Nemesio Oceguera, “El Mencho”, en contra de la periodista Azucena Uresti, según expresó (también supuestamente) el propio jefe del cartel Jalisco Nueva Generación, son consecuencia de las agresiones hechas por el Presidente de la República y sus corifeos Jesús Ramírez Cuevas, así como de la nueva mujer agresora, de nombre equis, para silenciar a los medios de comunicación, ante el caos que se vive en México en prácticamente todos los renglones.

En todo caso “El Mencho” sabe que no lo perseguirán, por lo menos no por atacar a periodistas.

Y claro, ellos, los periodistas están hoy dejados de “la mano de Dios”, es decir de ese personaje que nos gobierna que se siente periodista, político, salvador de la patria, mesías, beisbolista, presidente, dueño de la verdad, del petróleo, de la energía eléctrica, del Zócalo y de los mexicanos. De ahí que los miles de integrantes de los medios de comunicación exigen no sólo respeto, sino acción en contra de los delincuentes que pareciera son los únicos que tienen fuero en Palacio Nacional.

En el mundo, solamente Afganistán compite con México en materia de violencia, asesinatos de los integrantes de los medios de comunicación y amenazas hacia todos, pero fundamentalmente en contra de las mujeres.

Y son los talibanes quienes los perpetran. Sí son esos que ingresaron triunfantes y hoy ocupan cinco de las ciudades más importantes de aquel país, ellos que al parecer tienen todo para seguir ganando desde que Estados Unidos, vía su presidente Joe Biden, anunció que se retiraban de aquella nación las tropas gringas.

Previamente ya habían sido asesinadas por guerrilleros talibanes, entre decenas de hombres, varias mujeres periodistas y/o presentadoras de la televisión. Este año mataron a: Malala Maiwand, Mina Mangal, Mursal Waheedi, Saadia Sadat y Shnnaz Roufi, por ejemplo.

Pareciera entonces que son estos dos países en guerra los que tienen el liderato en el mundo en esa materia: México y Afganistán. La diferencia es que uno de ellos ha estado en batalla en contra los Estados Unidos hace ya 20 años, desde 2001, por el ataque a las Torres Gemelas en Nueva York y que hoy, tras el anuncio de la retirada de las tropas estadounidenses, los talibanes y su guerrilla están ganando.

Pero ese triunfo, en el caso de los periodistas huele a mucha sangre derramada.

También por acá hace aire, luego de la llegada de este gobierno con la frase presidencial “abrazos no balazos” y sus preferencias para ciertos grupos de cárteles, establecidos básicamente en el Pacífico mexicano. Por ello, otros delincuentes se han inconformado y han roto lanzas, primero en contra de todos en la Tierra Caliente de Michoacán y Guerrero, enseguida contra las autodefensas y ahora en contra de los periodistas, entre los cuales ha sido mencionada y amenazada por “El Mencho” la presentadora de Milenio Televisión, Azucena Uresti, como si ella estuviera inventando la serie de hechos que han estado ocurriendo en el conflicto entre cárteles.

Por aquellas tierras del occidente mexicano son seis cárteles los que pretenden hoy realizar su reacomodo y tener preponderancia. Son los llamados Carteles Unidos los que guerrean contra “El Mencho”, además de las autodefensas.

Violencia, impunidad y debilidad de las instituciones de la entidad, así como acción constante de la delincuencia organizada trajeron como resultado un campo propicio para la explotación económica de la población y a su vez se tradujeron en el surgimiento en 2013 de los grupos de autodefensas en 33 municipios, que abarcan 56.10% del total del territorio del Estado de Michoacán, como son:

Aguililla, Apatzingán, Aquila, Ario, Arteaga, Buenavista, Chinicuila, Churumuco, Coahuayana, Coalcomán de Vázquez Pallares, Cotija, Gabriel Zamora, Huetamo, La Huacana, Lázaro Cárdenas, Los Reyes, Múgica, Nuevo Parangaricutiro, Nuevo Urecho, Parácuaro, Pátzcuaro, Peribán, Salvador Escalante, Tacámbaro, Tancítaro, Taretan, Tepalcatepec, Tingüindín, Tocumbo, Tumbiscatío, Turicato, Uruapan y Yurécuaro.

Y ni el Ejército pudo con ellos. Aseguran que la noche del 13 de enero de 2014, en un supuesto intento de desarme a los grupos de autodefensas por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional, habitantes de la tenencia de Antúnez, municipio de Parácuaro, impidieron el paso a elementos del Ejército Mexicano, vinieron los balazos y murieron tres personas. Hechos similares continuarían años después.

Hoy, mermadas las agrupaciones de autodefensa, sin embargo, viven las consecuencias de las confrontaciones entre delincuentes.

Y ni para cuando se puede pensar que esto acabe. Y mucho menos las agresiones contra los periodistas.

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