Por Jesús Michel Narváez
Contradicción y apenas es lunes: “No hay que exagerar con medidas autoritarias”.
La gente que muera, pues tenía que morir y punto.
El otro lado de la moneda: Llueve, truene o relampaguee…
Se usa para hacer ver que debe hacerse algo, aunque las circunstancias se opongan. Medida autoritaria.
Al centro: por el bien de todos, primero los pobres.
Anverso: la recomendación era que no se excediera y se les diera la libertad a las personas para cuidarse y no estar “tutelándolos.
En México, el gobierno tiene una sola voz y es la del “amo” que ordena al can sentarse al lado del amplificador para escucharla con atención.
Al inicio de la pandemia, que hasta ahora ha cobrado 242 mil vidas y tiene con el Jesús en la boca a 2.7 millones de contagiados, desde el púlpito de Palacio Nacional salió la exclamación: El presidente Andrés Manuel López Obrador pidió a los ciudadanos que no dejen de salir de sus casas por la pandemia de coronavirus. «Yo les voy a decir cuándo no salgan, pero si pueden hacerlo y tienen posibilidad económica, sigan llevando a la familia a comer, a los restaurantes, a las fondas”.
Y coronó la “orden” con un “abrácense”.
Hoy, tratando de ser cartero, que tiene como lema: el correo se entrega, llueva, relampaguee, nieva o el sol calcine, el presidente mexicano tiene la bola de cristal para saber que la pandemia no matará a los niños ni a los profesores. Ignora que ellos, los peques, no están vacunados, que los jóvenes padres tampoco y que los maestros corren el riesgo de que el antígeno inyectado no sea lo suficientemente fuerte para detener al perverso y letal bicho. Y su programa de vacunación confirma que será hasta finales de octubre cuando todos los mayores de 18 años estén inoculados. Si el calendario no se equivocó, agosto está antes que octubre. ¿O no?
Para el presidente hay un solo pensamiento: “Sabemos cuidarnos todos”… ya somos ‘mayores de edad’ para prevenir contagios”.
El de enfrente preguntó: ¿usted es mayor de edad o niño? … ¿pensante o ignorante?… ¿consciente o soberbio?… ¿humano o héroe de historieta?
Porque se contagió con todo y los “cuidados” de su equipo médico que avaló no usar el cubrebocas.
Si bien es cierto la gente muere en menor número a causa del Covid-19, también lo es que los contagios están avanzando de manera exponencial y pese a las hospitalizaciones, a la nueva reconversión de nosocomios, las medidas sanitarias oficiales se han relajado.
Hace un par de días le comenté en este mismo espacio al conocer que en la Ciudad de México la semana iniciaría con semáforo naranja sin modificación en cuanto a horarios y actividades, tenía dos lecturas: o nos engañaron cuando se presentó la crisis sanitaria y nos pusieron tras las rejas en prisión domiciliaria “por voluntad” o ahora se está dando la mentira.
Es inexplicable la recomendación: volverán las clases presenciales y ahora la situación es especial por la tercera ola de contagios, sin embargo, es de menor intensidad que las anteriores porque hay menos hospitalizaciones y menos fallecidos.
De que los hay ¡los hay! Suena irresponsable que alguien que por mandato constitucional debe cuidar de la salud de sus gobernados, mande al diablo el regreso del que nunca se fue y que las instancias de la ciencia, en donde los expertos saben de lo que hablan, se ignoren por completo.
“Somos adultos”, dice. Sí y qué. El virus no distingue entre ricos y pobres, ancianos y jóvenes; de media edad o niños. Si se le ocurre que el gusta el personaje, ahí llaga con toda su fuerza.
Las vacunas sirven, por supuesto. Solamente hay cerca de 23 millones con las dos dosis; 17 con una y ¿el resto?
El resto que se rasque con sus uñas y se encomienda a Dios, porque Sn Andrés anda del tingo al tongo difundiendo sus evangelios, aunque en el VatINE le ordenen callar.
Seguramente no es mariachi y por eso hace caso omiso de la letra compuesta por José Alfredo Jiménez.
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