El Ingreso a un Nuevo Ciclo

Artículo Invitado

*López Obrador ha Impulsado la Discutible Agenda en Marcha

*Abrió los Tiempos de Manera muy Prematura y Absurda

*Como Dice el Refrán: Quien Mucho Abarca, Poco Aprieta

*Una Administración Plagada de Contradicciones y Absurdos

*Esa Forma de Conducción Causa Convulsiones al Interior del País

Por Alejandro Zapata Perogordo

Transcurrido el proceso electoral intermedio, los tiempos políticos suelen cambiar, indican el ingreso a un nuevo ciclo: el de la consolidación. Es normal que, a la mitad del periodo, pasando la curva de aprendizaje, superando los vaivenes del cambio y sorteando las presiones de grupos, los presidentes alcanzan la cúspide de su administración.

En ese tenor, podríamos suponer que al actual le quedan aún dos años, pues el declive comienza prácticamente en el inicio de la carrera presidencial, no obstante, le restan escollos por superar. En efecto, él mismo provocó la revocación de mandato, aspecto innovador que dadas las circunstancias del caso podemos anticipar será polémico y se prevé desgastante.

Un aspecto que también es causa de división interna en los gobiernos, consiste en anticipar y dar pie a especular sobre los posibles sucesores, ya que alienta la percepción de salida y obviamente la conformación de grupos, el atrincheramiento, los golpes bajos y la traición.

Lo curioso del caso, es que ha sido el propio López Obrador, quien lejos de atajar esa agenda, la ha promovido, dando nombres de aquellos a quienes considera prospectos para sustituirlo, abriendo los tiempos de manera muy prematura, por lo que de aquí en adelante cualquier comentario, eventualidad o acción se tomará en calidad de señal a favor o en contra de cualquiera.

El hecho relevante consiste en auspiciar sin prudencia alguna la carrera por la sucesión, pues el simple hecho de abordar el tema desde la tribuna presidencial provoca un sinnúmero de especulaciones, además siembra en los ciudadanos la idea de renovación.

Tampoco es de extrañar, pues desde su inicio ha sido una administración plagada de contradicciones, como dice una cosa, dice otra.  La tendencia por lo visto va a continuar de esa forma, apoyándose en un modelo ideal a partir de un movimiento político que obedece más a un actuar que a una corriente ideológica y de pensamiento, orbitando en el resentimiento de Nietzsche como fuente de juicios morales de valor y motivación de la naturaleza humana, escudándose en la división, fragmentación y rompimiento del tejido social y la lucha de clases.

Esa forma de conducirse es causa convulsiones al interior del país, vivimos en permanente crisis, nos someten a agendas inadecuadas y estrategias fallidas que, parafraseando a Sir Winston Churchill, han dejado lágrimas, sudor y sangre.

Así las cosas, entre consolidar la administración, impulsar a sus candidatos, sortear la revocación de mandato, construir una nueva clase media, combatir la pobreza, enfrentar a la delincuencia y reactivar la economía, actuando como acostumbra, que todo debe girar a su alrededor, me viene a la cabeza el dicho popular: quien  mucho abarca poco aprieta.

Visto lo anterior, resulta poco atractivo dejar nuestro destino en manos de un gobierno incapaz, lo que nos obliga a participar y actuar, redignificar la política como el instrumento ciudadano que permite abrir las almas y despertar las conciencias cívicas.

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