De uso exclusivo del Ejército Mexicano durante décadas, el campo militar 1F se transformó en la cuarta sección del Bosque de Chapultepec y abrió sus puertas al público en general con un abanico de actividades culturales en el casco de la ex fábrica de pólvora y explosivos.
Con música de marimba y saltimbanquis, a media mañana de ayer el lugar que estaba reservado para militares y sus familias recibió a sus primeros visitantes civiles –aún bajo el resguardo castrense y estrictas medidas de seguridad–, que se desplegaron por la antigua factoría construida en el siglo XVIII en medio de una área boscosa.
“Con la apertura de estos espacios públicos gratuitos disminuimos las desigualdades y acercamos los grandes derechos ahí donde históricamente no había habido”, expresó durante la inauguración la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien recordó que en la anterior administración se pretendía vender estos terrenos para desarrollos inmobiliarios y que en lugar de privatizarse, a iniciativa del presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, se decidió convertirlo en un parque público y en instalación cultural para todos.
Como parte del proyecto denominado Chapultepec: naturaleza y cultura –que considera la unificación de las cuatro secciones del bosque–, se abrirá esta área por ahora sólo los fines de semana, de 10 de la mañana a 4 de la tarde, con una cartelera cultural a fin de que la población pueda disfrutar de espectáculos al aire libre y conocer inmuebles como la ex fábrica de pólvora y la ermita Vasco de Quiroga.
Sheinbaum detalló que este lugar está particularmente dedicado a los habitantes del pueblo de Santa Fe –que se quedó como una imagen de las grandes desigualdades de la ciudad, con los grandes edificios erigidos al lado–, de tal manera que recuperen su derecho a la cultura y al disfrute de la naturaleza.
A su vez, la secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto, subrayó que la cultura es un derecho, no el privilegio de unos cuantos, por lo que invitó a la población a acudir a esta zona “donde se está democratizando el bienestar”.
La cuarta sección de Chapultepec abarca 73 hectáreas, la mayoría constituida por áreas verdes en donde se habilitará un museo, una bodega nacional de arte y otra sede de la Cineteca Nacional.
Frente a las naves donde se realizaban labores de herrería, soldadura y carga de material explosivo, se habilitaron varios talleres, entre ellos de artes gráficas, ajedrez y educación ambiental, muestras gastronómicas y productos orgánicos, así como la exposición Retratos y murmullos, que narra la historia de la ex fábrica, donde también se proyectarán películas y habrá una biciescuela.
Los pasillos lucieron casi como en romería ante la mirada de quienes eran antes sus exclusivos moradores, que conminaban a los visitantes a permanecer nada más en las áreas permitidas.
“Aquí se hacía la pólvora para el material bélico del Ejército; traían el cascarón, las granadas y morteros y aquí se cargaban. Mi papá era soldador, hacía los tanques de acero inoxidable para los ácidos que servían como depósitos para la fabricación del TNT”, contó don Antonio Gómez Arroyo.
Agregó que la plaza central de la ex manufacturera era el patio de juegos de los hijos de los militares que vivían con sus familias a un lado, pero el lugar estaba vedado para todo aquel que fuera civil.