Por Jesús Michel Narváez
A lo mejor le dijo: comes y te vas.
O quizá: te equivocaste en Guerrero.
La novedad sería: he aceptado la renuncia.
Nada de eso.
Simplemente en un video lo anunció: Tomé la decisión de sustituir a Irma Eréndira Sandoval Ballesteros por Roberto Salcedo Aquino en el cargo de secretario de la Función Pública. Se continuará con la política de cero corrupción y cero impunidad. Nunca le fallaremos al pueblo. (dixit AML)
Un relevo anunciado por el periodista Mario Delgado desde el 30 de abril y que la exsecretaria calificó de infundio.
Llega de relevo el que trabajaba bajo las órdenes de la guerrerense.
Irma Eréndira Sandoval recibió el balde de agua con hielo, congelada, al saber que si se iba… se fue.
Si uno considera las palabras presidenciales de agradecimiento por su combate a la corrupción, no se entiende la culpa para despedirla.
Algo se sabe y es público, que Pablo Amílcar Sandoval, hermano de la exfuncionaria, no estuvo de acuerdo con la encuesta realizada por Morena para definir al candidato rumbo al gobierno de Guerrero. Su cuñado, John Akerman, académico de la UNAM y “capacitador”-adoctrinador, en realidad- de las “nuevas generaciones de morena”, soltó de su ronco pecho las críticas en contra del resultado que dejaba a Pablo Amílcar fuera de la jugada.
Y a partir de entonces, se sabe, la doctora Sandoval Ballesteros “movió el avispero” en contra de Félix Salgado Macedonio.
Craso error.
Imperdonable falta de disciplina. En la cuatroté no se permite cuestionar las decisiones del prelado.
El paso de Irma Eréndira Sandoval no se registrará en la historia como una eficiente combatiente de la corrupción. Sin pretender señalarla de algo, el descubrimiento de Carlos Loret de Moral sobre las propiedades de la pareja, haber perdonado al hijo del director de la CFE después de comprobarse que vendió ventiladores al IMSS con sobreprecio, exonerar al propio Manuel Bartlett, dejar licitaciones desiertas, avalar con su presencia la compra de pipas para distribución de combustibles por la crisis de 2019 sin hacer pública la licitación y un largo etcétera, la acompañaran por el resto de sus días.
Según algunas crónicas periodistas difundidas en diversos portales, la despedida fue lo suficientemente fría como para entender que “el presidente está molesto”.
Probablemente influyó en el ánimo presidencial el hecho de que México haya retrocedido 3 lugares en el ranking que mide la corrupción en 15 países latinoamericanos. Con la caída este año, son tres consecutivamente en que se pierde lo presuntamente avanzado.
El presidente ondea su pañuelo blanco cada que se le ocurre y habla de que la corrupción ya se terminó. Quizá para los ajenos. No para los de la cuatroté. A ellos, a sus familiares directos, amigos cercanos y recomendados, se les perdona todo.
El adiós pronosticado simplemente se confirmó.
¿Y qué hará en la academia?
Diría el de enfrente: p´os quién sabe.
Seguramente se tomará unas muy “merecidas vacaciones” para después reintegrarse a la UNAM… desde la sana distancia, por supuesto.
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