La pérdida de empleos y de horas de trabajo en muchas familias durante el primer año de pandemia y el cierre de las escuelas han contribuido a la extensión del trabajo infantil, que atrapa a 160 millones de niños en el mundo, especialmente en América Latina y El Caribe, según la ONU, una cifra que aleja el objetivo de erradicarlo en 2025.
En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, las entidades sociales plantean la necesidad y urgencia de actuar para poner en marcha medidas que corrijan las debilidades identificadas en la protección de los niños y superen el estancamiento que por primera vez en 20 años se ha producido en esta meta que debía conseguirse en cuatro años.
El trabajo infantil ha aumentado por primera vez en 20 años y la pandemia del coronavirus amenaza con abocar el trabajo infantil a 9 millones más de niños para 2022, advierte Naciones Unidas. Para erradicarlo en 2025, el progreso global tendría que ser casi 18 veces más rápido que en las últimas dos décadas.
Según el informe de Unicef y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentado esta semana los mayores aumentos de casos se registran entre niños de 5 a 11 años, 16.8 millones más que en 2016, y suponen más de la mitad de la cifra total de menores.
“También ha subido el número de quienes realizan trabajos peligrosos, que ha pasado de 72.5 a 79 millones, aumentado en 6.5 millones”, destaca el director de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para España, Joaquín Nieto.
Por sectores, el 70 por ciento de los niños trabajan en tareas agrícolas, el 20 por ciento en servicios y el 10 por ciento industrial.
Si no se toman las medidas adecuadas de forma acelerada, dentro de cuatro años habrá unos 140 millones de niños trabajando, teniendo en cuenta la velocidad de los cambios entre 2008 y 2016, vaticina.
La cooperación es esencial en la batalla contra el trabajo infantil, pero es urgente el incremento de la Ayuda Oficial al Desarrollo y garantizar un presupuesto a acciones dirigidas a la erradicación del trabajo infantil, señalan las entidades sociales.
“Hay que pasar de las palabras a los hechos”, opina Javier Ruíz Gaitán, del Grupo Infancia y Cooperación de la Coordinadora de ONGD y la Plataforma de Infancia, y para ello también es necesario contar con leyes que garanticen la responsabilidad de las empresas en nuestro país y fuera de nuestras fronteras.
“La fecha 2025 es muy cercana y la tendencia no es favorable de alcanzar los objetivos que nos habíamos fijado, y si añadimos el impacto de la pandemia tenemos un panorama verdaderamente complicado por delante”, argumenta el presidente de Unicef España, Gustavo Suárez Pertierra.
Considera que la llave para acabar con el trabajo infantil es resolver la pobreza de las familias, “que tienen la necesidad de incorporar a los niños porque aportan y para reducir estos riesgos hay que poner medidas de apoyo a esos hogares vulnerables, con prestaciones por hijo a cargo, con el Ingreso Mínimo Vital o de carácter fiscal”.