Esta semana llegó a mis manos el pliego petitorio que el sindicato petrolero pondrá sobre la mesa en las negociaciones que están por comenzar para el nuevo contrato colectivo bianual que concluye el 31 de julio.
Más allá de las peticiones de siempre en cuanto a prestaciones, la lista es una triste radiografía de lo que ocurre al interior de la empresa productiva del Estado, y sobre la que ahora se centra la política energética del País.
De acuerdo con el documento entregado a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, la petrolera atraviesa por una de sus crisis más profundas. El sindicato señala que aunado a la falta de ropa y calzado industrial, las instalaciones no tienen ni siquiera productos necesarios para realizar labores de aseo.
También señalan falta de insumos para la operación en Pemex Exploración y Producción (PEP), así como en las refinerías y en los complejos procesadores de gas y petroquímicos; lo mismo para llevar a cabo actividades de mantenimiento en las instalaciones, que es uno de los grandes males de la petrolera nacional.
La organización sindical destaca además la atención médica como uno de los principales problemas que enfrentan, “este compromiso es urgente que se cumpla a la mayor brevedad, haciendo una adecuada y oportuna planeación en la adquisición de medicamentos y la contratación de personal médico especializado para la atención de trabajadores, jubilados y derechohabientes”, enunciaron.
En fin, al destapar sus cartas de cara a las mesas de negociación, el sindicato que encabeza de manera interina el diputado Manuel Limón Hernández, denuncia al menos una decena de cláusulas del contrato colectivo que no se han cumplido, al mismo tiempo que solicita un aumento salarial del 7.5 por ciento, aunque no menciona en ningún lado, que durante 2020 la industria petrolera enfrentó precios negativos del crudo, así como los efectos que la pandemia ha tenido de forma general en la economía global. El mazo está sobre la mesa.
El poder de un Whattsapp
Me reportan que el pasado viernes 28 de mayo todas las Subdirecciones de Pemex Exploración y Producción (PEP) se encontraban documentando su Programa Operativo Trimestral III (POT III) de 2021, así como el Anteproyecto Programático 2022, sin embargo, los trabajos se vieron truncados a la media noche al cerrarse el Sistema de Validación Presupuestal (SIVAP) solo por el capricho de una sola persona: Cintya Karina Carranza Torres, coordinadora de Gestión Presupuestal; quien amenazó a PEP que de no culminar su trabajo de documentación, ella sería la encargada de distribuir los recursos en el adecuado presupuestal a su entender.
Ante esta situación, los reclamos no se hicieron esperar, por lo que el mismo Ángel Cid Munguía, director de PEP, tuvo que realizar gestiones con la Dirección de Finanzas para que el sistema fuera activado nuevamente y se pudieran concluir los trabajos.
Bastó un simple mensaje de Whatsapp donde Carranza Torres informa que a solicitud de la Dirección General de PEP otorga un plazo máximo para concluir los trabajos el martes 1 de junio, para echarle abajo sus planes.
Con lo anterior, se demuestra que por el capricho y deseo de una sola persona, se puede poner en jaque el programa operativo de PEP, que son una prioridad en el gobierno del Presidente López Obrador.