Serie Somos, de Netflix, retrata la Masacre de Allende, la historia que han intentado silenciar

La masacre perpetrada en Allende, Coahuila, hace 10 años, por el cártel de Los Zetas será llevada a la pantalla por Netflix, que dio a conocer el primer tráiler oficial de Somos, la serie de ficción basada en esta historia que sigue estremeciendo a los pobladores.

De acuerdo con la plataforma de streaming y también productora de contenido, la serie toma como punto de partida el reportaje de Ginger Thompson sobre el terrible suceso que tuvo lugar en la zona norte de Coahuila.

El 18 de marzo de 2011, alrededor de las 7 de la tarde, 50 camionetas con hombres armados de Los Zetas llegaron a Allende, Coahuila, e hicieron que durante tres días ardiera la tierra: 40 propiedades y siete ranchos fueron destruidos y decenas de personas fueron asesinadas o desaparecidas.

Sin embargo, la pesadilla fue más allá de esos 18, 19 y 20 de marzo, pues por meses perduraron los plagios y los homicidios en esa región coahuilense; incluso a estos días la población se extraña cuando ve a un vehículo que no porta placas del estado o de la vecina Texas.

La masacre se mantuvo “oculta” hasta que el periodista Diego Osorno en febrero de 2014 la dio a conocer y tres años después Ginger Thompson amplió lo que se conocía con el reportaje Anatomía de una masacre y el documento que redactó para la Administración de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos.

Ahora, para la pantalla chica, el productor James Shamus, junto a Monika Revilla y Fernanda Melchor, retomaron los testimonios y los artículos periodísticos para la serie Somos, la cual tendrá seis capítulos en los que se narra la masacre desde el punto de vista de las víctimas.

La serie estará disponible en Netflix el 30 de junio tras habarse filmado en Torreón, Gómez Palacio, Canatlán y Nombre de Dios, municipios de Coahuila y Durango, así como en Los Ángeles, California.

Durante una redada en 2011, la DEA decomisó más de 800 mil dólares en efectivo que iban ocultos en el tanque de gasolina de un vehículo conducido por uno de los miembros del cártel de Los Zetas, quien identificó a su jefe como José Vázquez Jr., alias El Diablo.

Vázquez Jr. era el distribuidor de cocaína más grande de Los Zetas en Texas, por lo que los agentes estadounidenses lo vieron como una gran oportunidad para llegar a los líderes del cártel y capturarlos.

La DEA presionó a El Diablo con la amenaza de meter a la cárcel a su esposa y su mamá si éste no les proporcionaba información de Miguel Ángel Treviño Morales, el Z-40, y Omar Treviño Morales, el Z-42. Éste aceptó y convenció a Héctor Moreno, otro miembro de Los Zetas, de entregarle los números de rastreo de los teléfonos celulares de sus jefes.

Moreno se encargaba de comprar celulares nuevos cada 15 días a los Treviño Morales para evitar que sus comunicaciones fueran interceptadas.

El Diablo entregó a la DEA la información de los celulares y éstos compartieron los datos con una unidad de la Policía Federal de México.

Sin embargo, los agentes mexicanos informaron al cártel sobre la filtración de información, lo que desató la rabia de los líderes.

El cártel de inmediato supuso que Héctor Moreno y otro hombre identificado como José Luis Garza habían sido los soplones.

El 18 de marzo de 2011, alrededor de las 7 de la tarde, 50 camionetas con hombres armados de Los Zetas llegaron a Allende, Coahuila, e hicieron que durante tres días ardiera la tierra: 40 propiedades y siete ranchos fueron destruidos y decenas de personas fueron asesinadas o desaparecidas.

Luego de 10 años la población sigue en alerta: cuando ven a un vehículo que no porta placas de Coahuila o de Texas sus rostros cambian, se alejan y los visitantes que curiosean por la ciudad son vigilados en todo momento.

La cifra oficial de la Fiscalía de Personas Desaparecidas de Coahuila es de 28, sin embargo, asociaciones civiles y colectivos de búsqueda de desaparecidos señalan que fueron más de 90 y que la masacre no se limitó a los tres días de violencia en Allende, sino que fueron meses de plagios y asesinatos en todo el norte del estado. Foto Antonio Meléndez | El Sol de la Laguna

La de Allende es una tragedia que sigue en espera de respuestas y castigo para los responsables.

Allende se encuentra a 383 kilómetros de Saltillo, la capital de Coahuila, y a 649 kilómetros de Torreón.

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