Elecciones 2021: ¿La Injerencia Presidencial es la Nueva Normalidad?

Por Alfredo Mejía Montoya

Cada vez estamos más cerca del gran evento ciudadano que ha acaparado la atención de los políticos a ultranza, de los no políticos y por supuesto de los protagonistas más importantes en éste: los ciudadanos. Las elecciones 2021, la contienda electoral más grande de la historia democrática del país, la más trascendental, la más importante desde que Francisco I. Madero consideró que sería bueno para ver quien tiene más adeptos o mejores propuestas para engrandecer al país y a su pueblo.

No podríamos comentar como se están llevando las campañas electorales en estos momentos, sin antes considerar el porqué de los procesos electorales, de los ideales democráticos y de las democracias formales o participativas o las democracias liberales y las democracias sociales y no nos referiremos a las democracias conservadoras para no molestar a alguno de los protagonistas de estas elecciones, claro al presidente Andrés Manuel López Obrador.

Veremos, que su intromisión en los procesos electorales ha resultado por demás anticonstitucional, ilegal y desmoralizante para una democracia venida a menos en nuestro país, precisamente por esas intervenciones desafortunadas que no abonan a la democracia misma en su prestigio ni en su historia. Tal parece que estamos en pleno retroceso ¿o serán estas elecciones 2021, el inicio de la nueva normalidad electoral?, con la voz del titular del ejecutivo por delante del partido oficial o ante el nacimiento de un nuevo régimen de derecha populista.

Actualmente las democracias y el desarrollo de los procesos electorales reconocen una larga historia de ideologías que lentamente van proyectando condiciones restrictivas y constrictivas. Lo que es cierto es que los procesos electorales no se han llevado a cabo sin conflictos, sin luchas internas y sin desavenencias partidistas. Por supuesto que se fueron eliminando diversos obstáculos para que la ciudadanía tuviera confianza en las votaciones, sus consecuencias y sus resultados, sobre todo.

México no es la excepción, sin embargo, la presencia del aparato estatal como árbitro en el proceso electoral hizo que las elecciones no puedan considerarse como fidedignas o creíbles, simplemente porque ningún partido en el poder le dará el triunfo a la oposición, si puede no hacerlo.

Los setenta y tantos años de hegemonía de un solo partido en el poder, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el que el mismo Presidente de la República designaba a su sucesor de entre cinco o seis posibles candidatos, al que le llamaban el tapado, era precisamente, para que quedara de sucesor uno que él mismo había designado, y aun así, se implementaban las elecciones, era la burla más grande en la democracia moderna, por ello, le denominaron la dictadura perfecta: con el órgano electoral en manos del gobierno, nunca iba a perder el candidato del partido oficialista. Hasta que se propuso en el Congreso de la Unión, la instauración de un organismo autónomo, que no dependiera de los intereses de los gobernantes en turno, y nace entonces el Instituto Federal Electoral (IFE) ahora, Instituto Nacional Electoral (INE) cambiando su denominación precisamente para que no fuera solamente de carácter federal, sino tuviera competencia en todo el territorio nacional, en todas las elecciones que se lleven a cabo en las diferentes entidades federativas, por eso lo de nacional. No obstante, lo avanzado, todavía se presentan una multiplicidad de dificultades.

Debemos considerar que, en los procesos electorales se dirimen una serie de cuestiones más que importantes, como el de la ciudadanía por inclusión, representación, organización política y gobernabilidad. En esencia, las características del régimen político y sus formas concretas. Asimismo, dichos procesos, son una peculiaridad básica de las democracias modernas, aun cuando también podemos encontrar elecciones en sistemas totalitarios, las cuales, en sentido estricto, no son precisamente elecciones, debido a que no se elige, sino que sólo se «aprueba» a candidatos predeterminados en postulaciones restringidas, en los que, obviamente, siempre resultará ganador el candidato del partido oficial. Vaya, sería el colmo que se dejara vencer por un candidato ajeno a sus intereses… ese, ese es el peligro en todos los países con regímenes totalitarios y México no es la excepción de arribar a esos estadios. Las condiciones se están dando y los deseos desde palacio nacional, esta enviando señales inequívocas de un proceso electoral de esa manera. Al cual debemos tener cuidado y estar siempre informados y hacer notar esos movimientos drásticos en la forma de tratar de dirigir los destinos de nuestro país.

Hay señales que se están presentando cada vez más, como la posible desaparición de diversos organismos autónomos, que además de fungir como vigilantes y garantes de una democracia abierta, constituyen un contrapeso en las  intenciones del gobernante en turno, y ya se escuchan voces muy fuertes en palacio nacional de la no conveniencia para el partido oficialista del Instituto Nacional Electoral (INE) que, mediante una reforma administrativa, pueda ser sometido presupuestalmente a alguna Secretaría de Estado, y perdería por consecuencia, la rectoría autónoma al convertirse en un apéndice meramente administrativo. No nos referimos exclusivamente al INE, sino a otros organismos o institutos autónomos que le hacen contrapeso al presidente Andrés Manuel López Obrador para su proyecto.

Ya escuchamos en la conferencia matutina del día 11 de mayo de 2021: el presidente admitió que está metiéndose en el proceso electoral al opinar y promover investigaciones sobre supuestos delitos electorales en que habrían incurrido los candidatos del PRI al gobierno de Nuevo León, Adrián de la Garza, y el de Movimiento Ciudadano, Samuel García y “Al aceptar que mete las manos en la elección del próximo mes de junio, el presidente se muestra tal cual es, autoritario e irrespetuoso de la ley” (sic), dijo Dante Delgado, situación que ha venido haciendo desde antes del inicio de las campañas electorales, argumentando que lo hace como ciudadano. Que no sabrá que el no puede actuar como un ciudadano común porque tiene un mandato de la ciudadanía como presidente de la Republica, como Mandatario.

Asimismo, el dirigente nacional de Movimiento Ciudadano (MC), Delgado Rannauro, dijo “que presentará una denuncia en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador por inmiscuirse en las elecciones de Nuevo León, señalando que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), investiga al abanderado emecista, así como a su contrincante tricolor, Adrián de la Garza, y es usada por el mandatario federal con fines intimidatorios” (sic). Obvio, porque López Obrador ve que en esa entidad federativa su candidata Clara Luz Flores, está en tercer lugar de las preferencias de los nuevoleoneses. Por otra parte, el grupo parlamentario de Acción Nacional (PAN) en el Senado “condenó la injerencia del presidente Andrés Manuel López Obrador en el proceso electoral, con el argumento de denunciar irregularidades” (sic). Asimismo: “Lo que le pedimos al gobierno de la república y al titular del ejecutivo federal que no se meta en el proceso, que se mantenga al margen. él no está en la boleta electoral, quien está en la boleta es Morena” (sic), dijo el líder del (PRI).

Por lo tanto, la ciudadanía debe ser el protagonista, en las elecciones del 6 de junio, y hacer valer su voto, de una manera democrática libre y soberana, y desvanecer la nueva normalidad que en estas elecciones se tiene proyectada desde palacio nacional, desatendiendo la ordenanza constitucional y las disposiciones que se establecen en los ordenamientos jurídicos para que no intervenga nadie en el proceso electoral, mucho menos el titular del Poder Ejecutivo.

a2m8m@yahoo.com.mx

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