*Ni Enemiga del Pueblo y Tampoco Traidora a la Democracia
*En sus Críticas Subyace una Innegable Doble Intención
*Mejorar las Leyes y Demostrar que se Tiene Mejor Idea de Gobernar
*La Descalificación Recíproca Entre Partidos Políticos Tiene Límites
*Gobernar, Convertido en Círculo Vicioso que Paraliza a las Nación
*México: sin la Figura de “Gabinete en la Sombra” o “Gabinete Espejo”
*Tras Elección, Abierta la Posibilidad de un Gobierno Dividido
*La Oposición Debe Diseñar una Estrategia Para no ser Avasallada
Por Ezequiel Gaytán
Ser oposición en la vida política democrática de una nación tiene significado, importancia y relevancia, pues es la expresión de ideas diferentes a las de un gobierno respecto a las decisiones, acciones y cursos de acción que toma. La idea de la oposición existe desde la antigua Atenas y era vista como necesaria e inspiradora de crítica constructiva, acuerdos políticos y buen gobierno. Es cierto que desde entonces es incómoda y enfadosa, pero su condición es ser pacífica y, bajo ese principio, era un aliciente de la construcción y rumbo de la ciudad.
En las democracias modernas la oposición tiene una responsabilidad, la de polemizar y mejorar el sentido, el contenido y el espíritu de las leyes en la legalidad del ejercicio del poder legislativo. Aún más, de eso se trata la división y el equilibrio de poderes. De ninguna manera ser oposición es sinónimo de ser contestatario, violento y negar por sistema toda iniciativa gubernamental. La oposición democrática es una forma elaborada que pretende el desarrollo del Estado y, por lo mismo, en ocasiones, apoya el cauce del gobierno.
Los partidos políticos saben que en la democracia a veces se gana y en otras se pierde y lo importante es el aprendizaje de saber estar, en su momento, en una u otra posición. Cuando se es gobierno el fin es mantenerse en el poder y, cuando se es oposición conquistarlo, en el entendido de que sus críticas tienen una doble intención, mejorar las leyes en beneficio de las mayorías y demostrar que se tiene mejor idea de gobernar. Esa dualidad es la que cimienta en las naciones el crecimiento económico, otorga paz, certidumbre y confianza en las instituciones y permite que el desarrollo de los cuatro vectores de las políticas públicas, léase, la interior, la exterior, la económica y la de desarrollo social se realicen por consenso. Lo importante de ser y saber ser oposición es crear debate, confrontar ideas, contrastar proyectos, confrontar estrategias, lograr consensos, acordar, implementar y evaluar a fin de que dialécticamente se avance.
La oposición no debe ser concebida como una agrupación de enemigos del pueblo y mucho menos señalarla de traidora a la patria si no está de acuerdo con un programa gubernamental. Que quede claro, la traición a la patria está tipificada en el Código Penal y pensar diferente no es delito. De ahí que las estrategias políticas de descalificarse recíprocamente entre partidos políticos tienen límites, los de la cordura en favor del tejido social y de la relación gobierno-oposición.
Que alguien contradiga a un servidor público desde el Poder Legislativo significa que es permisible el disenso y, por lo mismo, es el inicio de la disputa en favor de lo que se considera mejor para las mayorías. Aún más, la palabra diputado proviene etimológicamente del latín disputare. Por eso saber comportarse como oposición exige inteligencia, ser sutil, basarse en hechos, demostrarlos, comprobarlos y, por supuesto, difundirlos. Algunos países tienen la figura de lo que se denomina “Gabinete en la sombra” o Gabinete espejo” que se refiere a que en el poder legislativo se crea un gabinete integrado por personas de partidos de oposición con carteras equivalentes a las del poder Ejecutivo. En ese “Gabinete espejo” el diputado responsable tiene derecho y acceso a los mismos documentos e información, consecuentemente hace del dominio público la decisión que emprendería y las razones de la misma. Por su parte, el titular del ministerio o equivalente no tiene necesidad de consultar al “secretario espejo” acerca de sus decisiones, pero debe estar consciente de que será evaluado y, en su caso, criticado por la decisión tomada. Con lo anterior, la ciudadanía amplía su criterio a fin de tener más ideas acerca de su próximo voto.
Existen partidos políticos que les interesa más ser oposición desde el poder Legislativo que apoderarse del poder Ejecutivo, pues desde esa posición mantienen una especie de “halo moral” y con sus acciones hacen vida constructiva en favor de la política. Pero son los menos. Aún más, es común que esos partidos cuando llegan al poder por algún motivo siguen pensando como oposición y resultan, en lo general, deficientes en la conducción de la nación.
Ser oposición es difícil si se les niega la información, se les etiqueta o desde el poder Ejecutivo se les veta las leyes que aprueban. Lo cual es el peor de los mundos, pues el acto de gobernar se convierte en un círculo vicioso que acaba por paralizar a una nación. Por eso los políticos con visión de Estado están atentos respecto de lo que acontece con la oposición y tratan en lo posible de escuchar las otras razones y llegar a acuerdos. Pero no los descalifican. Así se construye la democracia.
La oposición no fue creada para impedir la marcha del gobierno, sino para hacer ver otro punto de vista, pues en la democracia quien obtiene el mayor número de votos es el que gobierna y ejecuta. De ahí que gobernar en las democracias es cogobernar, cooperar y coordinar esfuerzos. Lo importante es saber – cuando se es oposición – en qué oponerse, cómo oponerse y cuándo hacerlo. Así de fácil y así de difícil. Ese el reto de la oposición y el desafío de un buen gobierno.
Los escenarios acerca de la composición cuantitativa de la próxima legislatura aún son inciertos. El partido del gobierno desplegó una alianza con el Verde, el Partido del Trabajo y sus tres nuevos aliados, léase Fuerza Social por México, Redes Sociales Progresistas y Encuentro Solidario, por lo que tienen probabilidades de obtener en su conjunto, al menos, los 251 escaños al sumar las curules uninominales y plurinominales. De ser el caso, la oposición debe diseñar una estrategia a fin de que no sea avasallada por el mayoriteo y sepa difundir las razones de sus discernimientos y, a la vez, convencer cada vez más a un mayor número de electores de que hay elementos de peso por los cuales dignifican la resistencia. En caso contrario, que la alianza entre los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y el de la Revolución Democrática y, tal vez Movimiento Ciudadano sean quienes obtengan 251 diputaciones o más, entonces México vivirá, como en el segundo trienio del presidente Ernesto Zedillo, eso que los politólogos llaman “gobierno dividido”, lo cual condensa el espíritu de la democracia a fin de concentrarse en lo esencial: fortalecer el equilibrio de poderes, acotar el presidencialismo, debatir constructivamente y reavivar el federalismo, ya que de eso se trata saber ser oposición.