La gran decepción

Temas Centrales

Por Miguel Tirado Rasso

mitirasso@yahoo.com.mx

Como ya se ha dicho, la jornada electoral del próximo 6 de junio será la más grande de la historia, por el número de cargos de elección popular en disputa, 21,368; además de que, por primera vez, se celebrarán elecciones simultáneas en los 32 estados de la República, en 15 de los cuales se elegirá nuevo titular del Ejecutivo y, también, por primera vez, habrá reelección para diputados federales.

Unos comicios históricos, sin duda, hasta por las circunstancias en que habrán de celebrarse, porque no se ve que para junio los riesgos de la pandemia se hayan superado, con todo y los logros científicos que, en tiempo record, han permitido contar con vacunas salvadoras, por que la recomendación oficial mundial es no bajar la guardia y continuar con medidas preventivas. Una nueva normalidad, pues, a la que tendremos que acostumbrarnos.

En qué condiciones se enfrentarán los dos bloques de fuerzas políticas a los que, la polarización del discurso oficial, ha reducido como contendientes para la lucha electoral. Porque, no obstante, la diversidad política que prevalece en nuestro país, proyectada a través de un sistema pluripartidista, ahora resulta que la ecuación de la lucha por el poder se simplifica en una disyuntiva sin graduaciones, a favor o en contra de la 4T. Conmigo o contra mí. Sin debate ni negociación.

Así que, mientras en el escenario electoral se contempla la participación de diez partidos políticos, en la práctica, la disputa por los votos será entre sólo dos bandos. Por un lado, Morena y sus aliados conocidos, el PT, PVEM y PES, y otros que se sumarán cuando la ley se los permita, pero que ya han declarado abiertamente su simpatía por la 4T. Son los partidos de nuevo registro, Encuentro Solidario, Redes Sociales Progresistas y Fuerza Social por México. Así que, en los hechos, Morena cuenta con seis partidos para su causa.

Del otro lado está una alianza forzada por las circunstancias, integrada por tres partidos que en otros tiempos se disputaron, entre sí, el poder y que, ahora, atraviesan por los peores momentos de su historia. PAN, PRI y PRD, decidieron sumar flaquezas con la esperanza de que el voto ciudadano no los castigue más y los ayude a equilibrar un poco la balanza del poder. Hay un partido más, Movimiento Ciudadano, que se desvinculó de esta alianza, en una estrategia sospechosa que podría resultar favorable para Morena, por lo que, su fundador, podríamos decir, juega de comodín.

En general, como decía el clásico, la caballada está flaca, lo que contrasta con la importancia y trascendencia de esta elección. Dadas las penurias de los partidos y su necesidad de reivindicarse con el electorado, era de esperar una meditada y rigurosa selección de buenos personajes, los mejores, para postularlos como sus candidatos. Pero como si todos los partidos se hubieran puesto de acuerdo, la mediocridad, el oportunismo y la improvisación prevalecen entre los seleccionados para la competencia electoral.

Las dirigencias de los partidos, se fueron por la vía fácil y, sin titubeos, buscaron personajes que suponen les darán triunfos electorales por ser famosos en el medio artístico, en el deporte, en concursos de belleza o en la fanfarronería machista. Nada que ver con sus habilidades o experiencia en la administración pública, en el ejercicio de gobierno, en el trabajo legislativo o, en general, en el servicio público, que, al parecer, es lo que menos importa. El fin justifica los medios.

Esto nos lleva a concluir que, de tener razón quienes los promueven y esas personas efectivamente ganan su elección, varios congresos y gobiernos locales y municipales estarán condenados a la improvisación, la ignorancia y a una larga curva de aprendizaje de quiénes, con buenas intenciones, suponemos, pero con cero preparación, tienen que asumir funciones de alta responsabilidad que desconocen y tomar decisiones que pueden tener graves y lamentables consecuencias.

En la selección de candidatos, los partidos pensaron únicamente en sí mismos. En algunos casos, los propios dirigentes, sin el menor decoro, se auto seleccionaron, colocándose en los primeros lugares de las listas plurinominales para diputados, ignorando méritos y carrera de partido de una militancia que, con estos hechos, se irá reduciendo cada vez más.

El resultado no puede ser otro que una gran decepción para los votantes que, ante las urnas, enfrentarán el grave dilema de no encontrar buenas opciones por quien votar, en la elección que se considera histórica por el número de cargos en disputa y su trascendencia política.

Marzo 11 de 2021

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