*Reclaman fin a los Feminicidios y que sean Escuchadas
*Silencio Presidencial; Tiene Miedo Pero no es Cobarde
*Ellas Contra Ellas; la Diferencia, unas Tienen Uniforme
*Homologan en Delito y los Legisladores de Lavan la Cara
*Derriban 6 Planchas de la “Cortina de Hierro Para la Paz”
Por Jesús Michel Narváez
Con francotiradores para derribar los “drones que grababan” la marcha multitudinaria de mujeres; con 2 mil 700 policías del escuadrón Atenea para contenerla, con la presencia de la Policía Militar saliendo de Palacio Nacional, con la arena exhalando de los extinguidores y el señalamiento en redes sociales de que las “anarcas” son empleadas del Gobierno, miles de ellas llegaron a la Plaza de la Constitución y frente a la residencia oficial del Poder Ejecutivo federal, derribaron cuando menos 6 de las vallas de la “Cortina de Hierro” que impidieron el paso “para proteger los muros” del hogar del Virrey, se conmemoró el Día Internacional de la Mujer.
Mientras el clamor se generalizaba exigiendo detener los feminicidios, los abusos sexuales las agresiones, el presidente negaba ser discriminatorio y aseguraba que las respeta y su secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, hablaba de cómo las mujeres han avanzado en diversas actividades y prueba de ello, sin decirlo expresamente pero sí explícitamente, ella es el ejemplo: es la primera mujer secretaria de Gobernación.
Dos marchas que partieron del Monumento a la Revolución rumbo a la Plaza de la Constitución, despertaron el miedo del presidente López, pero negó ser un cobarde. Los hechos lo desmienten: les tiene pavor a las marchas de grupos feministas y por ello los descalifica y los acusa de estar al servicio de los “conservadores” que quieran dañar a su gobierno.
Ellas, por esas acciones y palabras presidenciales, reclamaron ser escuchadas y que el desdén a sus peticiones termine. Como diría el archienemigo del presidente: no las oyen, no las ven. Pero les teme y mucho.
Dos tipos de mujeres: las que marcharon y las uniformadas. Mujeres contra mujeres. La diferencia: unas, las del Grupo Atenea, portaban sus escudos, cascos, toletes y extinguidores desde los que arrojaban arena y gases. Las otras, con martillos, piedras, botellas y spray para grafitear.
Enfrentamientos innecesarios. De una y otra parte.
Frente a Palacio Nacional, detrás de las vallas, escondidos, hombres y mujeres uniformados y de civil, repelían a quienes intentaban romper el cerco y acercarse a los muros y puertas. Desde la oscuridad surgieron llamas y gases. Desde afuera, a la luz de todos, ellas respondían. Y cimbraban la larga valla que se impuso para “evitar la violencia” y “proteger a las mujeres”, según la óptica presidencial.
Corrían los minutos y sumaban horas y como hormigas que marchan para dejar morir a su rey y rendirle homenaje, miles de mujeres se trasladaban por Avenida de la República, Avenida Hidalgo, Avenida Juárez, Lázaro Cárdenas hasta confluir en 5 de Mayo para cruzar el Centro Histórico y ubicarse en el corazón político del país llamado México.
A lo largo del recorrido, las arengas: “Vivas se las llevaron…vivas las queremos”… “basta de feminicidios”… “queremos ser escuchadas”… “Alto a la violencia contra las mujeres”…”Félix no…Félix no…Félix no”.
Ninguno de los reclamos traspasó los gruesos muros de la residencia oficial… Simplemente surgían versiones: “no son tantas”…”fracasaron…”
El desdén del Gobierno, una vez más estuvo presente.
Y mientras en la azotea se observaba a cuando menos 6 sujetos con armas –presuntamente no letales sino para desactivar drones-, unas 30 mujeres encapuchadas y vestidas de negro portaban rudimentarias herramientas y algunas figuras pétreas. Eran sus armas.
A diferencia de la Policía Militar que en la mano derecha llevan un bastón de tipo oriental. No iban a saludar. Tenían una misión: resguardar la casa del Virrey nacido en Macuspana, Tabasco y carente de cédula monárquica.
EL TIEMO Y LA OPURTINIDAD
Marchaban miles de mujeres. De diferentes clases. No todas eran fifís ni tampoco integrantes del decil que mide la extrema pobreza. Jóvenes, de mediana edad y adultos mayores y en la Cámara de Diputados aprobaban la reforma al sistema de procuración y administración de justicia que ordena la homogeneidad de los códigos penales para que al delito de feminicidio se aplique la misma pena en todo el país.
Hubo necesidad de una marcha más. Fue necesario exigir frenar la agresión masculina que termina con la vida de 10.5 mujeres cada 24 horas. Una búsqueda política para dar respuesta a la exigencia de millones de mujeres.
Una ley no impedirá la violencia contra ellas. Pero el Poder Legislativo intenta lavarse el rostro y abrir los oídos a los reclamos.
Porque en la Constitución existe la igualdad entre el varón y la mujer. Y en los discursos de los políticos está el reconocimiento, la admiración, el apoyo para ellas. Solo en el papel y en los mensajes oficiales. La realidad es otra.
Y el Presidente se mantiene en su postura: a las mujeres las respeto –copiando a su protegido Félix Salgado Macedonio- y haciendo valer sus clisés, repitió: la violencia no se combate con la violencia…el fuego no se apaga con el fuego. ¿Qué quiso decir?
¡Que conteste la ciencia!
Este lunes, con todo y la desorganización y la infiltración de las anarcas, las mujeres mostraron que “sí se puede, sí se puede”.