La primera de las cifras a destacar, tiene que ver con la brecha salarial entre hombres y mujeres, la cual era de 26% a favor de los hombres antes de la pandemia (primer trimestre del 2020), para después colocarse en un dato cercano al 24% durante el segundo semestre del año anterior.
La pandemia hizo que la brecha salarial entre hombres y mujeres se redujera en 2 %, ya que el salario promedio de los hombres se vio afectado, debido a que, por la misma cantidad de horas ofertadas, se pasó de percibir 7,900 pesos mensuales (395 dólares) a 7,700 (385 dólares). En el caso de las mujeres, la paga por mes no sufrió afectaciones después de la primera cuarenta del 2020.
En lo que se refiere a temas de formalidad laboral, en el caso de lo hombres, el trimestre 1 y 3 del 2020 muestra cifras similares entre trabajadores formales e informales (30% para cada categoría respecto al total de trabajadores), mientras que, en el último trimestre del mismo año, los hombres formales eran el 29% respecto al total, mientras que los informales tan sólo el 25%.
Una vez que la oficina de censos en México (INEGI) ha publicado las cifras sobre ocupación y empleo del tercer y cuarto trimestre del 2020, resulta necesario hacer el análisis del mercado de trabajo femenino, para después intentar contrastar las cifras con la agenda del Gobierno Federal sobre el tema de equidad.
En el caso de las mujeres, las cifras siempre son menores para las que se encuentran en la formalidad, ya que tan sólo 19% se encuentran en esa condición, mientras que las informales representan el 21%.
Al revisar las cifras de las principales actividades económicas de México (manufacturas, servicios financieros, de salud y educativos) durante el primer, segundo y tercer trimestre del 2020, en cada una de ellas, la destrucción de empleo afectó mucho más a las mujeres que a los hombres, ya que, en promedio, por cada 10 empleos que se perdían, siete eran mujeres y sólo tres hombres.
Del total de actividades, hay una que destaca y tiene que ver con los servicios profesionales, científicos y técnicos, los cuales se encargan de la investigación y formación de recursos humanos para el país.
En ese sector, los hombres siempre fueron mayoría; antes de la pandemia, tan sólo 40% eran mujeres, finalizada la cuarentena del marzo pasado, ya sólo eran el 37%. En lo que se refiere a la paga, también resultó afectada para ellas en ese sector, ya que, de ganar 635 dólares en promedio por mes, una vez finalizada la cuarentena el pago era de sólo 600 dólares.
Resulta trágico para un país en vías de desarrollo como México, el hecho de que exista un gobierno que no considere prioritario el tema de equidad entre hombres y mujeres, lo cual es algo que refleja lo equivocado de su agenda.
En buena parte del mundo y sus gobiernos junto con la sociedad, existen temas prioritarios como la equidad entre todas las personas, soberanía tecnológica y favorecer el uso de tecnologías limpias, mientras que en el caso mexicano existe un discurso que justifica el hecho de que las mujeres carguen de manera exclusiva el tema de cuidados.
No existe una única explicación al hecho de que el Presidente de México no tenga una agenda en temas de equidad entre hombres y mujeres, pero una hipótesis razonable recae en el hecho de su formación política.
Andrés Manuel se ha formado en una estructura dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la cual la protesta siempre tenía un líder visible y en muchos casos, un fin para desestabilizar al adversario.
Los temas de género no tienen una lideresa o líder visible, ya que la exigencia de romper viejas estructuras de asignación de tareas y organización es una demanda que comparte buena parte de la sociedad. López Obrador en lugar de observar esa petición, piensa en que detrás de la sociedad exigiendo equidad hay un grupo de personas organizando a la población contra su gobierno, lo cual es completamente falso.
Las cifras oficiales muestran lo desigual de nuestra sociedad, justifican la protesta sobre una política de equidad, a la par de que el Estado mexicano sigue pensando que sólo se trata de golpeteo político y no de una agenda de política pública.