El Punto de Inflexión de Durazo que Nunca Existió; Homicidios Dolosos Igual que en 2019

* “Paulatinamente se Contiene” el Homicidio Doloso: Rosa Icela Rodríguez

*Los Datos del INEGI, Diferentes; Resultado de la “Estrategia” de Seguridad

Por Alberto Almazán

Desde la campaña y después en el ejercicio del poder, el presidente López anunció la “nueva estrategia” para combatir la violencia: no más “masacres”, no “más violación de derechos humanos”, no más “captura de capos”… vamos a los abrazos y no los balazos, porque de lo contrario “los acuso con sus abuelitas y mamás”, diría al hablarles directamente a los integrantes del crimen organizado y a los narcotraficantes.

Dos años y dos meses más tarde, surge la información del INEGI en la que se confirma, con datos del Secretaría de Seguridad Pública Ciudadana –la misma que encabezó Alfonso Durazo y ahora tiene como titular a Rosa Icela Rodríguez-, que el homicidio doloso solamente se redujo en 125 hechos entre 2019 y 2020.

Sin embargo, y pese a las cifras oficiales, la titular de Seguridad, Rodríguez, al presentar el informe mensual en materia de seguridad correspondiente al mes de diciembre en donde destaca la reducción del homicidio doloso.

Según sus “otros datos” el delito estaba al alza, “pero paulatinamente se ha contenido su incidencia hasta el 0.4 por ciento, lo que equivale a 133 víctimas menos que 2019”.

El INEGI considera 8 víctimas menos. ¿A quién creerle?

Hasta ahora al organismo autónomo realiza con seriedad las encuestas y por lo visto, la nueva vicepresidenta Graciela Márquez Colín no ha podido, todavía, maquillar los resultados de las mismas.

El inexistente punto de inflexión anunciado por Durazo, literalmente retomado por la nueva secretaria de Seguridad, Rodríguez, es una forma de tratar de justificar el fracaso en materia de combate al crimen organizado y el narcotráfico, toda vez que la reducción en el homicidio doloso no representa nada.

Curiosamente, de acuerdo con el reporte de seguridad correspondiente a diciembre, Guanajuato ya no es solo la cuna de la Independencia, sino además del homicidio doloso.

Tratando de romper la percepción de inseguridad que priva en todo el país conforme a la encuesta del INEGI, ahora se afirma que el 51.4 por ciento de la violencia homicida se concentra en seis entidades y 15 municipios. Y es de llamar la atención que durante la gestión de Durazo fue aprehendido José Antonio Yépez Ortiz, considerado el líder del Cártel de Santa Rosa y “rey” del huachicol y se afirmó que la violencia en la entidad se reduciría notablemente. La caída de “El Marro” fue aprovechada por el CJNG, que es el que controla Celaya, municipio en donde se registra el elevado número de masacres.

Si tomamos como cierto el dato, habría que huir de cualquiera de los Estados y Municipios en donde se registraron los homicidios dolosos, porque entre ellos se suma todo lo que se cometía a nivel nacional en años anteriores.

Y el subsecretario de Seguridad, Ricardo Berdeja –quien suspiraba por suceder a Durazo- confirma que además de Guanajuato, están Baja California, Estado de México, Chihuahua, Jalisco y Michoacán como los centros de violencia más marcada.

Justamente, de los seis, cuatro entidades se hallan marginadas de la presencia de la Guardia Nacional y marcadamente Chihuahua, en donde Ciudad Juárez es el foco de acción criminal. Y debido a la confrontación entre el gobernador Javier Corral y el presidente López por el  diferendo de agua para pagar la dotación a Estados Unidos con líquido de la presa La Boquilla, desde Palacio Nacional se ordenó el retiro de la Guardia Nacional.

La confusión entre la gimnasia y la magnesia.

Al final de la jornada, la norteña entidad vio incrementada la violencia criminal además de que la pandemia sanitaria se agudizó y poco apoyo recibió del gobierno federal.

LA POLÍTICA DE DEJAR HACER

Durante años se ha dicho que el mayor número de ejecuciones y homicidios dolosos se producían por enfrentamiento de los criminales en busca de controlar vastas zonas para sus actividades delictivas.

Sin embargo, en la actualidad con la política de dejar hacer y voltear la mirada hacia la crítica hacia los adversarios, los grupos criminales han encontrado terreno fértil para incrementar sus ilegales acciones.

“Gracias” a la política de “abrazos no balazos” actualmente el CJNG domina cuando menos 23 entidades en el país; el de Sinaloa, que lidera Ovidio Guzmán, después de ser personado por el mismísimo presidente López, extiende sus redes en el Pacífico y en el norte.

Ante esta situación desde la Casa Blanca el ahora expresidente Trump criticó a México por no cumplir los compromisos en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico. La respuesta está en los números: escaso decomiso de drogas, ningún líder criminal de peso detenido, más de mil 200 cuentas pertenecientes a los cárteles congeladas y la violencia en crecimiento.

Con el nuevo gobierno encabezado por Joe Biden, Estados Unidos exigirá el cumplimiento de los acuerdos para combatir el narcotráfico, porque son miles de estadounidenses que mueren anualmente por el consumo de drogas provenientes de México.

¿Y el punto de inflexión?

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