El Estado Mexicano es producto de una fiebre depredadora que buscó hacerse de los recursos financieros del Erario Federal, Estatal y en no pocas ocasiones Municipal, a costa de las grandes mayorías que fueron marginadas a más no poder; hoy, el sistema caduco del neoliberalismo arroja resultados nefastos para la economía de millones de mexicanos.
El Banco de México creo una elite de funcionarios que sólo saben aprovechar las prebendas que el mismo sistema les proveyó, y que sirvieron hasta decir, no más, al sistema oligopólico, a las fuerzas políticas enquistadas en el poder y al sistema financiero privado tanto de México, como de instancias financieras de corte internacional.
El Senador Alejandro Armenta, presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público del Senado de la República ha sido un conspicuo investigador, quien en tiempo y forma propuso reformas al Banco de México; al manejo su política cambiaria, que por décadas a dejado fuera del sistema a nuestros jornaleros sí, pero al turismo internacional, también.
En el Señado, en donde Ricardo Monreal Ávila es presidente de la Junta de Coordinación Política, fue aprobada a finales del año próximo pasado, la reforma que obliga al Banco de México terminar con su política de ninguneo a los dolaritos que nuestros paisanos mandan, o traen, desde el extranjero y que en el mercado negro son pagados con castigos en su contra, que fácilmente llegan al 30 por ciento de la cotización del día.
Alejandro Armenita es un defensor de la reforma aprobada en el Senado y que se encuentra en la cámara de Diputados para su análisis, debate y aprobación en cuanto inicie el nuevo periodo ordinario de sesiones; todos los mexicanos, sus dólares, deben valer lo mismo, aunque no formen parte de los millonarios que sí son considerados por el banco central.
Sin embargo, se ha dado una tregua para que el séquito que ampara al Gobernador de Banco de México, cuyos salarios cuestan a todos los mexicanos y que son los más altos, junto con sus prestaciones económicas y sociales que el resto de los mortales mexicanos, se solidaricen una vez en su vida con las clases populares, y concedas que las reformas son de beneficio colectivo.