Equipos de rescate indonesios trabajan contra reloj para encontrar supervivientes entre los escombros provocados por el sismo de magnitud 6.2 que azotó esta madrugada la isla de Célebes, dejando al menos 34 muertos, centenares de heridos y más de 15 mil desplazados.
El sismo, a tan solo 18 kilómetros de profundidad, ha dejado un rastro de destrucción principalmente en las ciudades de Mamuju y Majene, situadas unos 36 kilómetros al norte y unos 60 kilómetros al sur del epicentro, respectivamente, y ha afectado al menos a ocho poblaciones más.
Según los últimos datos recabados por las autoridades, al menos 34 personas han perdido la vida y 637 han resultado heridas en estas dos ciudades, sin precisar el posible número de desaparecidos.
El fuerte temblor, que duró entre 5 y 7 segundos y que fue precedido por otro sismo de magnitud 5.9 más de doce horas antes, ocurrió a las 2:28 h local y sorprendió a la población durmiendo.
Más de 300 casas y edificios, entre los que se encuentran hoteles, supermercados, una oficina militar y el despacho del gobernador regional, entre otros, han sufrido graves daños.
Los medios locales informan de varias personas atrapadas en el hospital de Mamuju, que quedó prácticamente derruido a raíz del movimiento telúrico.
El presidente indonesio, Joko Widodo, expresó sus condolencias por las víctimas del terremoto, así como de los deslizamientos de tierra que dejaron al menos 24 muertos el pasado sábado en el distrito de Sumedang, en la isla de Java.
Widodo afirmó que ha dado instrucciones a los jefes de la agencia de desastres y de las fuerzas militares y policiales para tomar todas las medidas necesarias para encontrar a las víctimas y atender a los heridos.
Las autoridades advirtieron del riesgo de fuertes réplicas, por lo que pidieron a la población que evite los edificios altos que podrían derrumbarse ante nuevos temblores.
El sismo también provocó el corte del suministro eléctrico y la caída de las comunicaciones, además de al menos tres deslizamientos de tierra que bloquean carreteras así como la ruptura de un puente que dificulta las tareas de rescate y distribución de ayuda.
Los rescatistas utilizan sus propias manos para quitar algunos de los cascotes de edificios y se enfrentan a enormes retos por la carencia de excavadoras y otras maquinaria pesada.
La catástrofe ha ocurrido pocos días después de que comenzara la campaña de vacunación contra COVID-19, una compleja iniciativa que busca inocular al 68 por ciento de sus 267 millones de habitantes en más de 6 mil islas hasta marzo de 2022.
En septiembre de 2018, un terremoto de magnitud 7.5 sacudió la isla de Célebes y originó un tsunami que causó más de 2 mil muertos y 200 mil desplazados en las poblaciones de Palu y Donggala.
La peor catástrofe natural del país fue el tsunami de 2004 que, provocado por un seísmo de magnitud 9.3, mató a unas 167 mil personas en el archipiélago indonesio y a otras 60 mil en otros 13 países.
Indonesia se asienta sobre el llamado “Anillo de Fuego del Pacífico“, una zona de gran actividad sísmica y volcánica en la que cada año se registran unos 7 mil terremotos, la mayoría moderados.