Por Silvestre Villegas Revueltas
Ya sé que no es lo mismo el encargado federal de la estrategia contra la pandemia en México (López Gatell) el cual ha pedido que “nos quedemos en casa”, que un sencillo investigador universitario dedicado a historiar los acontecimientos del pasado mexicano y que analiza la problemática contemporánea que se sucede en este país de Huitzilopochtli, porque del ejemplo guadalupano poco se aprecia en las acciones cotidianas.
Indudablemente el “timing” del viaje a la costa oaxaqueña del subsecretario no fue el apropiado porque podría haberlo pospuesto para los primeros días de enero, pero desconozco los condicionantes que en su entorno familiar/laboral, como en cualquier otro, determinan las fechas para realizar un viaje. Lo que sí es cierto es que en el pasado nacional, de Miguel de la Madrid para atrás y muy al estilo soviético, los presidentes mexicanos, secretarios de estado amén de otros funcionarios superiores, eran unos auténticos “superhéroes” porque nunca se enfermaban, nunca tomaban vacaciones, muy poco sabía el público de su vida más allá del cargo; lo anterior en contraposición a las vacaciones veraniegas de los presidentes de los Estados Unidos, de diversos mandatarios de Europa, los retiros de la reina Isabel de Inglaterra espléndidamente retratados en la serie televisiva “The Crown”.
Varios lectores podrán comentar que en estos tiempos covidosos salir de viaje es un temeridad, por decirlo de forma elegante, y tendrán razón. Pero es una realidad mundial que las publicaciones del jet set mexicano dan cuenta de las fiestas particulares, bodas, aniversarios, eventos hípicos y golfísticos que reúnen a personas que poco les importa el “quédate en casa” -en el antiguo periódico Heraldo había una sección de sociales que se llamaba “Los de la piel dorada”-, y son los mismos. A nivel de la calle y de las playas más concurridas las televisoras mexicanas, de España, Gran Bretaña e Italia por mencionar a unas cuantas, mostraron al pueblo constituido divirtiéndose en Acapulco o en las playas colimotas, paseando por las Ramblas barcelonesas, comprando en la londinense Regent Street o abarrotando las tiendas de Oxford Street, sin espantarse que los italianos volvieron a reunirse en la Piazza Navona. En fin, hay necesidad de diversión y clases sociales.
La experiencia de mi viaje decembrino a las playas de Huatulco tuvo diversas facetas: el cuello de botella fue el aeropuerto de la Ciudad de México, en particular el trámite del código QR de registro frente a la pandemia, amén de la revisión de seguridad donde la gente se arremolinó y se perdió todo tipo de sana distancia. Bien por el procedimiento de Aeromexico en la sala de última espera e ingreso al avión, malo porque algunos pasajeros se quitaron el cubrebocas con y sin ingerir alimentos: yo iba como astronauta con todo puesto, no ingerí nada para evitar quitarme los diversos aditamentos de la cara y tampoco equipaje para no esperar las maletas ¡poco se pone uno en la playa! En Huatulco renta de auto (previa sanitización) para evitar el uso del transporte público, y debo decir que las autoridades pusieron retenes a la entrada del pueblo para medir temperatura y amenazar que si uno andaba sin cubrebocas se podría hacer acreedor a una multa o la detención por 36 horas. Pasado los requisitos de entrada, percibí a Huatulco con poca gente, el hotel con 40% de aforo y medidas sanitarias, playa para los huéspedes y a diferencia de otras ocasiones no salí a las otras bahías. He de reconocer que siempre existió la aprensión de cuidar la sana distancia, lavarse una y otra vez, y que pudiera uno tener temperatura, sobre todo tomando presente el regreso e ingreso al aeropuerto y no poder subirse al avión. Porque uno puede tener temperatura por un simple resfriado o acaso por haber ingerido un marisco o cárnico en mal estado. Admito que en el estado de la actual pandemia no es fácil viajar pero regresé con las pilas recargadas…no leí ni una sola página del libro que me llevé.
Hoy cuando se escriben estas líneas el premier inglés Boris Johnson decretó en Gran Bretaña la tercera reclusión del país, hubo ayer casi 70 mil contagios y las altas cifras aparecen en la prensa española, francesa amén de un resurgimiento del virus en China, Japón, Corea y qué decir de los primos del norte que, por ejemplo en la Ciudad de Los Ángeles, no se ha dicho oficialmente pero se sabe que el contagio está descontrolado. Finalmente me preocupa que aumente la sensación de que la cosa se resolverá en este 2021. Las diversas vacunas están siendo puestas lentamente y el grado de inmunidad generalizada no se dará a corto plazo, sin hablar por el momento del importantísimo aspecto de la crisis económica mundial y particularmente en México que todos los días produce el cierre de negocios debido a la forzada pero necesaria reclusión.