Hospitales y clínicas de salud mexicanas participan en el ensayo clínico denominado Mosaico, en el cual la farmacéutica belga Janssen busca probar una vacuna que ayudaría a prevenir el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), la primera en 10 años que logra llegar a fase tres, que se prueba en humanos.
“El estudio Mosaico es un estudio internacional en el cual Janssen busca probar la efectividad de su vacuna en colaboración del HIV Vaccine Trials Network (HVTN), una red que es financiada por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, ellos son quienes nos certifican a nosotros”, explicó a Efe la infectóloga y subinvestigadora del estudio Mosaico en Ciudad de México, Brenda Crabtree.
La investigación pretende reclutar a 3 mil 800 personas a nivel mundial, entre hombres cisgénero y personas transgénero, en clínicas ubicadas en Argentina, Brasil, Italia, México, Perú, Polonia, España y Estados Unidos.
En México participan el Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvado
Crabtree explicó que la razón de reclutar a hombres que tengan sexo con otros hombres y a personas transgénero “es que las personas con mayor riesgo en nuestro país de adquirir el virus están concentradas en estas poblaciones”.
La directora del Centro para la Prevención y la Atención Integral del VIH/sida de la Ciudad de México, del cual dependen las clínicas Condesa, Andrea González y quien está al frente de la aplicación de la vacuna, señaló que en su centro se comprometieron a reclutar 150 participantes.
“El reclutamiento debía haber comenzado en el primer trimestre de este año, pero debido a la pandemia de COVID-19, el trabajo se retrasó y tuvimos que comenzar a finales de noviembre”, puntualizó.
Los participantes de este estudio tendrán que someterse a vigilancia durante mínimo 12 meses, en los cuales tendrán que acudir a la clínica aproximadamente 14 veces y recibirán un total de seis inyecciones durante todo el estudio, según se explica en la página oficial.
“Aunque es un proyecto sumamente innovador y alentador, hay que ser cautos porque para tener los resultados de su efectividad tendremos que esperar por lo menos dos años y medio, debido al seguimiento de los pacientes una vez que tengamos el total de ellos reclutados”, advirtió González.
De acuerdo con la doctora Crabtree, la aplicación de la vacuna de prueba tiene una modalidad denominada “doble ciego”, lo que significa que a la mitad de los pacientes se les suministrará la vacuna y al resto un placebo (solución que no contiene el compuesto activo).
Esto, dijo, permitirá que los resultados finales “no presenten ningún sesgo“.
Para Rubén Barba, activista por los derechos de los usuarios con VIH en la asociación VIHas de Vida, la noticia de esta vacuna es recibida entre la comunidad LGBTTI+ con cautela.
“Es un gran avance, pero para quienes convivimos con el virus nos preocupa que, de ser efectiva, se deje de invertir en la búsqueda de una cura”, zanjó.
Por otra parte, Alaín Pinzón, representante de la asociación VIHve Libre, dijo preocuparle el acceso a la vacuna una vez probada su efectividad.
“Si hoy contamos con un desabastecimiento de antivirales en los centros de salud y el país no es capaz de dar respuesta a la gente que ya vive con el virus, me parece impensable que contemos con dosis suficientes para proteger a la población”.
Ambos activistas coinciden en que hay una “polémica” entre la comunidad sobre si la selección de la población de riesgo que es candidata a participar en el estudio pueda reforzar el estigma que existe entre la población sobre las personas cisgénero y transgénero.