La OCDE advirtió este jueves de que una de las consecuencias de la crisis del COVID-19 será una fuerte caída de los ingresos fiscales, en particular los obtenidos por los impuestos que graban el consumo y el más importante de ellos, el IVA.
En dos informes publicados este jueves sobre la recaudación fiscal y las últimas tendencias de los impuestos al consumo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) explica que en 2019 por primera vez en diez años disminuyó muy ligeramente el peso de la fiscalidad en el conjunto de sus países miembros.
La recaudación por los impuestos bajó una décima porcentual respecto a 2018, al 33.8 % del producto interior bruto (PIB).
Pero con la pandemia “esperamos ver reducciones mucho más pronunciadas”, advirtió en un comunicado el director del Centro de Política Fiscal, Pascal Saint-Amans.
Una de las principales razones es el hundimiento del consumo, que ha llegado a ser de un tercio durante las fases de confinamiento y que en el conjunto de 2020 será en el mejor de los casos un 8.5 % inferior al del pasado año en los países miembros.
Mecánicamente, esa caída ya supone menos ingresos fiscales. Pero además hay que tener en cuenta que la estructura de los gastos de los ciudadanos también se ha modificado con un peso más importante del gasto en productos de primera necesidad, que en muchos casos tienen un tipo de IVA reducido o incluso nulo.
Menos ingresos fiscales y más gasto público
Muchos gobiernos decidieron, además, reducciones temporales de los tipos del IVA, en especial para productos sanitarios, o exenciones fiscales para evitar la quiebra de empresas.
De forma que la recaudación disminuirá todavía más, en momentos en que también se prevé que el gasto público suba en 2020 entre un 4 y un 4.5 % para hacer frente a las nuevas necesidades en el terreno sanitario y para los paquetes económicos de apoyo a los sectores más afectados.
Por si fuera poco, las restricciones a los desplazamientos y el cierre de bares y restaurantes está privando a los Estados del dinero que recibían de impuestos que gravan los carburantes o el alcohol.
Durante la crisis financiera global de 2008, en la que el nivel global de consumo se mantuvo relativamente estable, los ingresos de los impuestos sobre el consumo y en particular del IVA, disminuyeron “fuertemente”, señala uno de los informes de la OCDE.
Ahora, anticipa que “la crisis del COVID-19 debería tener un impacto todavía más importante” ya que “afecta al consumo de forma directa y mucho más pronunciada”.
Teniendo en cuenta que el tipo del IVA de media en la OCDE se ha estabilizado desde 2017 en un nivel récord del 19.3 %, los responsables de política fiscal de la organización aconsejan a los gobiernos que una vez pasada la crisis exploren la posibilidad de ampliar la base de ese impuesto.
Igualmente, hacen hincapié en que el tirón que ha tenido el comercio electrónico ha puesto en evidencia la importancia de reformar el IVA para adecuarlo a la realidad creciente de la actividad digital.
En 2019, antes de que irrumpiera la pandemia, el país de la OCDE con mayor presión fiscal fue Dinamarca, con un 46.3 % de su producto interior bruto (PIB) y un incremento de 1.9 puntos porcentuales en un año, tras adelantar a Francia, que se quedó con un 45.4 %, cinco décimas menos que en 2018.
A continuación venían Suecia y Bélgica (con un 42.9 % del PIB cada uno), Austria e Italia (con un 42.4 %). España siguió estando por encima de la media de la OCDE con un 34.6 % (sin cambios respecto a 2018).
Estados Unidos (con un 24.5 %, una décima más) estaba en el furgón de cola que cerraban Chile (20.7 %), Colombia (19.7 %) y sobre todo México (16.5 %).
Los tres países latinoamericanos de la OCDE se caracterizan por ser los que más peso relativo tiene el impuesto de sociedades en la recaudación fiscal. En 2018, el último año para el que hay datos comparativos suponía el 21.3 % del total en México, 2.,1 % en Chile y 25.5 % en Colombia, frente al 10 % de media.
Al mismo tiempo, también están entre los que tienen menores cotizaciones sociales: 6.9 % del total de impuestos en Chile, 9.6 % en Colombia y 13.4 % en México, comparados con el 25.7 % de media y hasta más del 40 % en Japón, Lituania, Eslovaquia y Eslovenia.