“Capulineando” la Vida, sí Colocando Puntitos en los Momentos Precisos

Reportaje

Por Susana Vega López, Enviada

MORELIA, Mich.- ¿Sabes qué es el capulineado? (Nada que ver con Capulina) ¿Has oído hablar de esta técnica? Resulta que es la forma en que los alfareros de Capula -un poblado que se encuentra a 15 minutos de la cabecera municipal de Morelia- dan el terminado a la artesanía, hábilmente elaborada con barro, que moldean para fabricar diferentes productos como floreros, macetas, ceniceros, vasos, platos y vajillas completas.

Aquí la mayoría de las familias tienen en sus casas talleres artesanales donde intervienen todos sus miembros, desde los más pequeños hasta los adultos mayores, que han crecido en este lugar donde ellos mismos crean sus instrumentos de trabajo con palos a los cuales les insertan desde alfileres hasta clavos de diferentes medidas para realizar el punteado tan preciso que se puede admirar.

Capula, -lugar de capulines en náhuatl- una localidad que se ubica a 17 kilómetros y medio de la capital de Michoacán, se fundó en 1550 y, a la fecha, sus habitantes conservan y practican la forma de elaborar sus artesanías con técnicas antiguas, que constituyen un híbrido indígena y español.

El resultado, una fusión de la destreza de los capuleños con el método que aprendieron de los españoles, la cual culmina con creaciones auténticas y únicas hábilmente adornadas y coloreadas con puntos.

Al entrar a esta población, una catrina monumental de barro -con una altura de ocho metros- recibe a propios y extraños. Turistas y visitantes no resisten pasar de largo y hacen un alto para tomarse la foto o selfie del recuerdo.

La gente llega atraída por la fama que poco a poco se ha ganado este rincón de Michoacán y que sorprende por la forma en que los alfareros adornan sus productos con un sinfín de puntitos puestos a capricho en cada una de sus creaciones.

Las casas de adobe, con singular tejado, abren sus puertas al comercio donde la gente entra, curiosa, a conocer el trabajo de cada familia. Los dueños también exhiben sus creaciones en la calle constituidas, por ejemplo, por catrinas de diferentes tamaños, colores y adornos que van desde calaveritas en miniatura, mariposas, flores y más. Incluso ya se preparan para la época decembrina, con la elaboración de Nacimientos.

La experimentada guía, Débora López, explica a Misión Política que fue el señor Juan Torres quien se inspiró en los grabados de José Guadalupe Posada -caricaturista de Aguascalientes- para llevarlos al barro, aunque todo esto, en rigor, se remonta a tiempos de Tata Vasco de Quiroga (primer obispo de Michoacán) quien les enseñó a organizar sus actividades en oficios redituables.

Cada año y desde hace casi una década, se realiza la Feria de las Catrinas en Capula aunque en esta ocasión fue cancelada por motivos de la pandemia declarada en todo el mundo. Cabe señalar que están en trámite para tener la denominación de origen.

A lo largo de la calle principal, Vasco de Quiroga, se venden plantas de ornato y medicinales, así como macetas artesanales, además de comida regional como: pancita, pozole, quesadillas y los famosos gazpachos que son una especie de cocteles de frutas donde la jícama, el mango y la piña son ingredientes principales, aderezados con un chorrito de vinagre, cebolla y queso.

Casi al final de la cuadra se asoma un templo del siglo XVI, de estilo sobrio, donde resaltan relieves con las imágenes de San Agustín, San Francisco de Asís, San Ignacio de Loyola y Santo Domingo.

Vale la pena visitar el lugar; no sólo para disfrutar de todo lo que ofrece, sino también para coadyuvar a reactivar la economía de este pintoresco poblado.

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