Por Jesús Michel Narváez
Seguramente a don Alejandro Díaz de León, gobernador del todavía autónomo Banco de México se le olvidó dar su regalo al presidente López el pasado 18 de noviembre con motivo de su cunpleaños. O adelantarle el festejo por su segundo informe de gobierno.
Pero nunca es tarde.
Por ello y para subsanar su la omisión –que tendría molesto al Presidente de la República- el organismo del que es gobernador dio a conocer que se proyecta “una caída del Producto Interno Bruto (PIB) nacional hasta un 9.3% al cierre del 2020. El mejor escenario es una baja del 8.7%.”.
Y Las proyecciones para el 2021 son una subida entre el 0.6% y el 5.3%.
Si se alcanza el máximo, se podrá festejar y en grande el siguiente 18 del onceavo mes del 2021.
Si apenas pinta con la menor estimación, habrá litros de té de tila para aminorar el berrinche presidencial.
De acuerdo a su informe trimestral, Banxico se puso optimista y al mismo tiempo negativo.
El optimismo se manifiesta en que el avance del PIB será de 3.8 pero en ¡2022!
Ya el 2021 tiene la marca de “iniciar” la recuperación de manera, por desgracia, lenta.
Desgracia para los mexicanos, por supuesto, que no tendrán algo más de dinero en sus bolsillos –si es que todavía tienen algo después de la crisis económica-, pero lo casi seguro es que se quedarán como los chinitos: nomás milando.
Porque no hay programas gubernamentales para infraestructura más allá de las obras emblemáticas –y que los expertos señalar serán un fracaso- de la 4t.
Y sin entender la razón por la cual el Presidente derrocha el dinero de los contribuyentes, porque el Gobierno no tiene un céntimo que no provenga de los impuestos, no se entiende qué lo orilla a no impulsar la economía con proyectos que generen riqueza y dispersen los recursos.
Centralizar el gasto en programas sociales que si bien pueden y deben ser benéficos para quienes participan en ellos, no representan el círculo virtuoso de gasto-utilidad. Es dinero que no tiene regreso en actividades productivas, salvo quizá, el de sembrando vida pero es a largo plazo.
El Banco Central precisó que la evolución del PIB dependerá del manejo de la pandemia de Covid-19 en el país, ya que la incertidumbre sanitaria se refleja en la economía.
Y para la bilis presidencial, considera aspectos que se deben considerar: calificaciones de deuda soberana de México y de Petróleos Mexicanos (Pemex), empresa “productiva del Estado” que produce mucho… ¡endeudamiento! y se ha convertido en un lastre para la economía nacional y sin embargo, nadie lo observa porque es decisión presidencial “recuperar la soberanía”.
Don Alejandro, que terminará su periodo como gobernador de Banxico el próximo año, seguramente sabe y bien que no será reelecto. Y con estos regalos al Presidente de la República quizá está en lo cierto.
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