AstraZeneca solicitó a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos su autorización de uso de emergencia de su proyecto de vacuna contra COVID-19.
Sin embargo, un error sobre la dosis administrada a los participantes de sus ensayos clínicos podría poner en duda la decisión de las autoridades sanitarias de Estados Unidos
Manelas Pangalos, ejecutivo de AstraZeneca, detalló que hubo un error en la dosificación de la vacuna, pero que fue de un contratista y no del laboratorio.
Una vez que se descubrió, se aprobó un nuevo plan para continuar probando la inmunización en distintas dosis.
Los ensayos clínicos detallaron que la vacuna mostró una efectividad de 90 por ciento en personas que recibieron media dosis un mes después de una dosis completa.
Pero la eficacia más baja, de 62 por ciento, se presentó en quienes recibieron dos dosis completas.
De acuerdo con la farmacéutica, menos de dos mil 800 voluntarios recibieron la dosificación más baja, en comparación con casi 8 mil 900 a los que se administró las dosis completas.
Para complicar la situación, AstraZeneca aportó los datos juntos de los ensayos clínicos practicados en Gran Bretaña y Brasil.
De acuerdo con Pangalos, el objetivo no era que los participantes de Gran Bretaña recibieran la mitad de la dosis, lo que ocurrió por un error de cálculo.
Esto ha levantado dudas sobre la credibilidad de los resultados aunque el ejecutivo de la compañía reiteró que se corrigió el error y continuó el estudio.
En la FDA, la portavoz Stephanie Caccomo rechazó comentar si el error de dosificación afectará la decisión de la autorización.