El presidente Andrés Manuel López Obrador rehusó este lunes a opinar sobre el caos desatado por el liderazgo de su partido, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), si bien quitó hierro al asunto y dijo que es “algo muy común” en política.
“No, no, no opino de eso para no meterme en cosas partidistas. Solamente cuando hay alguna cosa grave, pero no”, dijo López Obrador en rueda de prensa desde Palacio Nacional, manteniendo la misma postura que ha sostenido desde que dejó el liderazgo de Morena para ser presidente en 2018.
De todas formas, apostilló que el caos en Morena es “algo muy común en los partidos” e invitó que a que “ya se pongan de acuerdo”.
Asimismo, deslindó su Gobierno de Morena, porque los partidos representan sólo a “una parte” de la población, y dijo que la “transformación de México” que quiere llevar a cabo es “un movimiento plural, amplio e incluyente” que “tiene que ver con los ciudadanos” y no con los partidos.
El pasado viernes, el Instituto Nacional Electoral (INE), que llevó a cabo una encuesta para elegir al nuevo líder del partido, anunció un “empate” estadístico entre el diputado Porfirio Muñoz Ledo, quien tuvo un 25,34 % de los apoyos, y el también diputado Mario Delgado, con un 25,29 %.
Aunque la autoridad electoral señaló que el margen estadístico es tan pequeño que no se puede declarar un ganador, Porfirio Muñoz Ledo, del sector crítico con López Obrador, se negó a llevar a cabo una segunda vuelta y anunció que este lunes se autoproclamará presidente de Morena.
Por su parte, Delgado, quien ejerce como coordinador de Morena en la Cámara de Diputados y es muy cercano a López Obrador, avisó que Muñoz Ledo “está atentando contra la ley y contra la democracia”.
Mientras que el INE recordó que antes de la encuesta todos los aspirantes firmaron un documento en el que aceptaban que, en caso de declararse un empate por los estrechos márgenes de error estadístico, se llevara a cabo “una nueva encuesta para determinar un ganador”.
El Tribunal Electoral de México es el encargado de resolver los próximos pasos a seguir.
El caos en la dirección de Morena comenzó cuando López Obrador, quien creó el partido, dejó el liderazgo de la formación para competir en las elecciones presidenciales de 2018.
Su sustituta, Yeidckol Polevnsky, debía convocar en noviembre del año pasado una elección interna para renovar la dirección, pero lo aplazó indefinidamente por irregularidades en el censo y por conflictos entre sus facciones.
Tras esta decisión, sectores del partido impulsaron un congreso extraordinario en contra de la presidenta del partido y la sustituyeron por el diputado Alfonso Ramírez Cuéllar bajo el encargo de retomar la elección interna, que tampoco fue concretada por la pandemia de COVID-19.
Por eso, el pasado agosto, el Tribunal Electoral ordenó al instituto electoral resolver la renovación de la dirección mediante una polémica encuesta abierta a la población, ya que el partido no tiene un censo “confiable”.
Esta encuesta generó suspicacias dentro del partido porque se habría la posibilidad de que personas ajenas a Morena participaran en la elección de su nuevo líder.