Los festejos por el Día de Muertos, uno de los eventos más importantes de México, se llevarán a cabo en el occidental estado de Michoacán a pesar de la pandemia de coronavirus, pero con estrictas medidas, buscando un equilibrio entre la salud y la reactivación de la economía, según se anunció este viernes en un comunicado el gobierno estatal.
Michoacán es uno de los estados que acoge a más turistas nacionales e internacionales en estas fechas, con celebraciones muy llamativas en lugares como Pátzcuaro o Quiroga, donde los cementerios se convierten en lugares coloridos y luminosos en medio de esta importante noche.
El gobernador del estado, Silvano Aureoles, expresó en la sesión ordinaria del Comité de Seguridad de Salud que es necesario entender que las circunstancias son muy diferentes a las de 2019, pero que eso no debe impedir que, con medidas, se lleven a cabo las actividades elementales del Día de Muertos.
Se realizaron trabajos de campo en Erongarícuaro, Quiroga, Tzintzuntzan, Pátzcuaro y Uruapan para establecer acuerdos y protocolos que se implementarán de 31 de octubre al 2 de noviembre.
En las medidas que se tomarán, se establece que los turistas solo podrán entrar a los panteones bajo estrictas medidas sanitarias y con previo consenso entre autoridades y pobladores.
Asimismo, se suspenderán todas las actividades que generen concentraciones masivas como conciertos o muestras de baile. Tampoco estará permitida la venta de alcohol excepto en restaurantes (junto con alimento).
Por último, se recomendó apoyar la artesanía y la gastronomía local.
“Nosotros vamos a seguir priorizando las vidas, realizando acciones de mitigación y pidiendo a la población que colabore y entienda cómo romper la cadena de contagios, porque es una enfermedad que se disemina por el contacto”, añadí la secretaria de salud de Michoacán Diana Carpio.
La noche del 2 de noviembre es el momento culminante del Día de Muertos, la festividad mexicana más universal y cuya tradición permanece muy arraigada en muchas partes del país como en Michoacán, donde acuden cada año miles de personas.
Desde días antes, los vecinos de estas poblaciones acuden al cementerio para limpiar las tumbas y cubrirlas con la tradicional flor de cempasúchil, cuyo color brillante anaranjado sirve, según la tradición, de sendero para los difuntos.
Con el alumbrado de las velas, comienza el homenaje a los fallecidos, durante el cual las familias se reúnen alrededor de los sepulcros, charlando, comiendo y recordando hasta la medianoche a los que ya no están.
Según la tradición, de raíces prehispánicas, las almas de los difuntos se unen a esta reunión para abrazar a sus seres queridos y disfrutar de la comida que les traen.