El gobierno de La Habana levantó a partir del jueves el toque de queda nocturno que rigió por un mes en la capital para controlar la pandemia de la Covid-19, y retomará sus actividades económicas, aunque aún sin turistas extranjeros.
El gobernador de la ciudad, Reynaldo García Zapata, anunció en la televisión estatal que las medidas de restricción tuvieron «un impacto positivo», logrando «una tendencia al decrecimiento de los casos confirmados y de los casos activos».
Al cierre del martes, Cuba, con 11.2 millones de habitantes, reportó un acumulado de 5 mil 597 casos positivos de la enfermedad, con 122 fallecidos y 4 mil 893 curados.
El toque de queda en La Habana estuvo vigente durante todo septiembre, con prohibición de circulación de personas y vehículos entre las 7 de la noche y las 5 de la mañana.
Esta medida se aplicó tras un rebrote de la pandemia en esta ciudad de 2.1 millones de habitantes, que ya había realizado su primera apertura el 3 de julio, tras varios meses de aislamiento.
Con la reactivación de actividades, vuelve también el transporte público, y los vehículos particulares y taxis circularán sin restricciones.
«Hay que aumentar los niveles de producción y prestar servicios de mayor calidad» para enfrentar los elevados gastos que está ocasionando el enfrentamiento de la pandemia, precisó el gobernador.
También se reabren las playas y piscinas, así como algunos servicios públicos y comercios, al 50% de su capacidad. Los mercados funcionarán en horario corrido, pero la capital aún continuará con sus accesos cerrados, para evitar contagios entre provincias.
Se mantendrá el trabajo a distancia pero se reincorporarán a unos 93 mil trabajadores cuya actividad se suspendió por la pandemia, y que recibían el 60% de su salario.
Si todo marcha según lo previsto, las clases escolares en La Habana iniciarán el 2 de noviembre.
Todavía no pueden funcionar bares y discotecas y están prohibidos los eventos que aglomeren personas en la capital, pese a que otras provincias que ya controlaron la pandemia sí operan con menos restricciones, aunque con un estricto control sanitario.
La isla, que tiene en el turismo su principal motor económico, mantiene aún cerradas sus fronteras, sin el ingreso regular de vuelos internacionales al menos hasta el 16 de octubre, según información de las autoridades aeronáuticas.
El uso de mascarilla es obligatorio así como mantener el distanciamiento social, bajo pena de multa.
Las autoridades apelan ahora a la responsabilidad individual en la nueva etapa. «Tenemos que cuidarnos un poquito más en nuestros hogares y centros de trabajo», dijo el gobernador.