En plena carrera electoral por la silla presidencial de Bolivia, la mandataria interina Jeanine Áñez sorpresivamente declinó el jueves su candidatura para los comicios del 18 de octubre.
A casi un mes de las elecciones, la mandataria explicó en un mensaje a la nación que tomó la decisión «para garantizar que haya un ganador que defienda la democracia y así no vuelva a gobernar el partido del expresidente Evo Morales».
«Lo que está en juego no es poca cosa; es la democracia en Bolivia… No es un sacrificio, es un honor. Lo hago para ayudar a la victoria para quienes no queremos que vuelva la dictadura», agregó.
Poco después, llamó a la unidad de los candidatos para vencer al Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Morales, quien renunció al poder en 2019 tras unas fallidas elecciones calificadas como fraudulentas y quien actualmente está refugiado en Argentina.
Áñez cayó de un tercer lugar a un cuarto con un 10% de la preferencia del voto, según una reciente encuesta de la Fundación Jubileo, asociada con la estatal Universidad Mayor de San Andrés, entre otros.
El sondeo le dio el primer lugar al candidato del MAS y exministro de Economía, Luis Arce, quien obtuvo un 40% seguido del expresidente Carlos Mesa con 26.2%. En tercer lugar figura el exlíder cívico, Luis Fernando Camacho, con 14.4 por ciento.
La encuesta fue realizada a 15 mil 979 personas de forma presencial y virtual entre el 7 de agosto y el 15 de septiembre con un margen de error de 0,78 a 1,62 puntos porcentuales.
Si en los comicios los resultados reflejaran las preferencias de los sondeos, no habría una segunda vuelta.