Por Jesús Michel Narváez
Desde hace décadas, la Real Academia de la Lengua Española aceptó en su larga cauda de palabras, la de “cantinflesco”. Y ya se puede decir hablas cantinfleando o solo tú te entiendes.
Quienes vimos algunas de sus películas, como aquella de Águila o Sol, quizá una de las mejores porque no había tantos efectos sino mucho ingenio, nos dimos cuenta de cómo se desmoronaban las oraciones y se desaparecían los verbos. Al final, uno entendía lo que el llamado Mimo quería decir y no necesitaba a un Rubén Aguilar para que explicara lo que “el señor presidente quiso decir”.
Sin embargo, ahora sí que le hace falta un traductor al presidente López. Si no lo cree, leal este párrafo, al que no se le puso ni quitó nada. Y probablemente sea más lenguaje de la Chimoltrufia que de Cantinflas. Usted juzgue:
“Esto también me sirve para que yo le pida al INE pues que se vaya preparando, porque sí va haber esta consulta; es muy probable, no sabemos así a ciencia cierta, pero es muy probable”.
A ver: sí habrá… es muy probable y no sabemos a ciencia cierta.
¿Qué quiso decir?
Quizá abrumado por ser el “mejor gobierno”, lo que equivale que es superior a Juárez su guía y maestro; excelso en el ejercicio democrático con lo cual supera a su otro ídolo, Madero, es que no supo explicar lo que ya se conoce: que va tras los expresidentes aunque la justicia no sea aplicable mediante consulta.
De acuerdo con los juristas, penalistas, estudiosos y maestros del derecho, la justicia no es un “producto” al que se le pueda hacer un estudio de mercado para determinar si se aplica o no.
“La justicia se aplica y punto”, decía un experto en la materia.
Al presidente se le agotan los temas. Lozoya pasó a segundo término y nadie se acuerda del “Marro”, quien ya se encuentra en un penal de alta seguridad a diferencia del exdirector de Pemex que goza de cabal salud y habita en una elegante residencia de Las Lomas.
Sin tener respuesta para los casi 65 mil fallecidos y los 610 mil contagiados; sin saber cómo reactivas la economía y defendiendo su “economía moral”; sin poder dar una explicación de cómo la violencia prevalece y la pobreza aumenta, busca distraer la atención con su consulta para saciar la sed de sangre que tienen millones de mexicanos.
Así es el presidente López. Ante la falta de temas reales que saquen al país de las crisis –porque no es una son seis- en las que vive, su preocupación es que el INE organice la consulta para que los ciudadanos decidan si se juzga o no a los expresidentes… aunque los presuntos delitos hayan prescrito. Bolas de humo en medio de necesidades de mirar más allá de la nariz.
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