Por Jesús Michel Narváez
Apareció el peine: Andrés Manuel López tenía prisa para que se conociera la declaración de Emilio Lozoya para distraer la atención de los videos en donde su hermano Pío recibe dinero de David León, hasta unas semanas coordinador nacional de Protección Civil y designado para hacerse cargo de la empresa que distribuirá y comprará los fármacos del sector salud.
Video que le robó al testigo colaborador las primeras planas y obligó al presidente López a reconocer que “yo ya sabía de esos videos desde hace cinco días… David (León) me informó que los difundirían y le dije que enfrentara el problema y diera la cara”.
¡Santa Declaración! diría el nada masculino compañero de Batman.
Porque lo expresado por el presidente en su mañanera de ayer pone de relieve que teniendo conocimiento del tema lo ocultó durante 5 días y mientras ordenó difundir la declaración de Lozoya de manera profusa e incluso ordenó que se exhibiera en pantalla gigante ubicada en el Salón Tesorería el video en el que dos individuos empleados de la Cámara de Senadores recibían “maletas, no portafolios” de dinero para comprar votos y que se aprobara la Reforma Energética.
López reconoció, algo hasta ahora negado: que tenía una cuenta de cheques o de ahorros en la que el “pueblo bueno” le depositaba dinero para sufragar sus gastos de campaña y tener un salario.
Justificó la entrega ilegal de dinero por parte de David León a Pío López Obrador con una explicación poco menos que increíble: “David siempre colaboró con el movimiento (Morena)” y palabras más o palabras menos, sostuvo que la entrega de dinero a Pío fue para seguir adelante”.
¡Vaya cinismo!
Oxigenado el tema, López pidió a su hermano y a David enfrentarlo y dar la cara. Nunca se refirió a que se tratara de un acto de corrupción. Se entiende, entonces, que todo lo que él recibió y nunca declaró ante el IFE y más tarde INE y con lo cual “fue apoyado” para su campaña y cobrar un sueldo, es legal, legítimo, puro, limpio e inmaculado.
Ah, no se trate de los adversarios, los enemigos, los neoliberales, porque todo lo que hicieron en el país “es una inmundicia” que revela cómo se robaban el dinero del pueblo.
Genera desconfianza la intentona de que el contenido del video pasara inadvertido por virtud de los nombres revelados por Lozoya en su declaración y que ilegalmente fue filtrada a los medios para su difusión, así como el video en donde se observa cómo se entregan maletas con millones de pesos.
¿Cuántos millones le depositó el pueblo bueno y sabio para sus campañas, su movimiento y su salario?
Haber reconocido el hecho lo obliga a transparentar lo obtenido: ¿quiénes se lo dinero, en qué se gastó, dónde están las facturas, en qué cuenta se depositó?
Si dice no tener cargo de conciencia, debe predicar con el ejemplo y que el asunto no quede en declaracionitis mañanera. No basta con pedirle a la Fiscalía General de la República que investigue el caso y si “es necesario y me llaman a declarar iré”. Es urgente que demuestre su inocencia y la de los fieles que integran su séquito.
Nada por la fuerza, todo por la ley. Y hacer valer que no es “tapadera de nadie”, le devolvería algo de lo perdido con este video que le pegó en el centro del navío sin rumbo.
Ahora se entiende la prisa del presidente López por exponer los nombres de los señalados por el “testigo colaborador” aunque no haya presentado pruebas. Y como publicó El Universal: Un general y dos muertos, los testigos de Lozoya.
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