Por Jesús Michel Narváez
Cuando faltan 5 días para el “gran” anuncio del Plan de Infraestructura que “detonará” la economía según apreciación del presidente López, el sector privado, desde su cúpula, informa que aún no ha sido convocado para participar en el proyecto.
El sector empresarial, confirmaron fuentes del CCE, se encuentra listo para trabajar al lado del presidente y por ello es necesario conocer el plan conjunto de construcción de infraestructura que reactive la hundida economía nacional.
Se conoce y bien que las relaciones Gobierno federal-sector privado no atraviesan por su mejor momento y para el presidente no representan la salvación de la economía porque, también se conoce a la perfección su descalificación, pertenece a la minoría rapaz.
Se entiende el interés de los empresarios en participar, porque el Gobierno federal acompañado de los estatales, realiza el mayor número de obras importantes que no son precisamente la Refinería de Dos Bocas y el Tren Maya, porque el aeropuerto Felipe Ángeles sí será necesario aunque su vida útil sea mínima. Y respecto al Transísmico poco se habla, porque no hay proyecto ejecutivo y tampoco el consentimiento de las comunidades que se encontrarán a su paso.
La corta visión del empresario para hacerle frente al gobierno y proponer obras de gran envergadura con financiamiento privado, ha llevado a la mala relación con el presidente López, porque en su reducido mundo de conocimientos, todo lo que tocan los hombres y mujeres del dinero fomenta la corrupción.
Así como no fueron invitados los dirigentes del Consejo Coordinador Empresarial a la visita en Washington con motivo del arranque del T-MEC y clamaban por estar presentes toda vez que gran parte de ellos participaron en la redacción del acuerdo, ahora tampoco están siendo tomados en cuenta en el plan de Infraestructura. Porque seguramente será un planecito. ¿La razón? Ya no hay dinero en este 2020.
Y conocidas las filtraciones de que el presupuesto de egresos para 2021 será similar al de 2020, se presume que las prioridades serán las faraónicas obras presidenciales. Lo demás, lo demás serán migajas que podrán ingerir los que quieren participar y no los invitan a comer siquiera unos tamales de chipilín.
Pero el empresariado sigue esperando que el amo los llame a Palacio Nacional y les dé parte del pastel.
Ilusos, porque no entienden a la 4t en donde no encajan.
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