El déficit educativo que se incrementó por la pandemia del COVID-19, no es nuevo, pues ya varios países mostraban rezagos en sus modelos de aprendizaje.
Así lo señaló el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal, quien agregó que si se agregan la falta de colaboración entre distintos sectores, a fin de mejorar la educación, la falta de inversión en el ámbito educativo o la disponibilidad de datos para la elaboración de políticas precisas y un mejor aprovechamiento del dinero, entre otras, no se alcanzarán las metas del Objetivo de Desarrollo Sustentable 4, y que tiene como misión garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover las oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.
En un texto titulado “La educación en el contexto de la COVID-19”, Monreal revela que antes de la pandemia, más de 250 millones de niñas y niños, no asistían a la escuela, y casi 800 millones de adultos no se cultivaban.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, y otros instrumentos internacionales, como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y la Convención sobre los Derechos del Niño, se refieren la educación como un derecho humano, sin embargo, 1.6 mil millones de estudiantes no pueden asistir a sus escuelas porque se encuentran cerradas en más de 190 países. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), informó que 24 millones de alumnos podrían dejar los estudios en este año.
Países como Israel, reabrieron sus centros escolares, pero tuvieron que cerrarlos nuevamente por un rebrote que afectó a alumnos, empleados y familiares.
Señala Monreal que es indispensable no interrumpir el aprendizaje y la interacción social, sin embargo se debe buscar el equilibrio entre salud y el reinicio de las actividades educativas. De esta forma no se afectaría a madres y padres que tienen que asistir a sus lugares de trabajo, se evita la deserción escolar, no se incrementa la violencia doméstica a niñas y niños, se evitan embarazos no deseados y matrimonios forzados, entre otros efectos.
Lamentablemente aun son más de cien países que no han programado el reinicio de cursos escolares, lo que genera un impacto en el mercado laboral y por consiguiente crisis económicas.
También el sector laboral se ha visto afectado por la pandemia por reducción en los horarios de trabajo, y por consiguiente la pérdida de empleos.
A través de estrictas medidas sanitarias, países como Francia, Dinamarca, China, y Uruguay han realizado aperturas graduales de escuelas.
Monreal dice que la pandemia cambió la forma de educar en el mundo, y ahora se debe imaginar, innovar y a solidarizarse con quienes más lo necesitan.
Finalmente, Monreal señala que la mayor enseñanza de esta crisis sanitaria, consiste en invertir “en infraestructuras digitales, apoyando al magisterio, fortaleciendo la educación pública, laica y gratuita y, sobre todo, apoyándonos y apoyando a nuestras niñas, niños y jóvenes para el futuro”.